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M O Q A W A M A

La sacerdotisa de Hitler y el Sol negro

 

India, primavera-verano de 1942. Las fuerzas del Eje avanzan invencibles en Europa y en el norte de África. La alianza entre el capitalismo occidental y el comunismo ruso, establecida para afrontar una durísima lucha sin cuartel contra el nazi-fascista-nipón, pasa por grandes dificultades.

En su casa de Calcuta (la ciudad de la diosa Kali), Savitri Devi, partidaria del nacionalismo indio más extremista, lee atentamente el Bhagavad-Gita: «¡Oh hijo de Kunti, si mueres combatiendo alcanzarás los Planetas superiores, si vences gozarás del Reino de la Tierra. Álzate y combate con determinación!».

En este pasaje, Krishna se dirige al campeón de los arios, Arjuna, incitándolo al combate durante las guerras védicas que tuvieron lugar en un remoto pasado antediluviano. Devi veía aquel pasaje como el modelo arquetípico del conflicto bélico que se estaba desarrollando en Europa. Por eso, no dudó en afirmar: «los arios están resurgiendo y conseguirán la victoria guiados por el Avatar Hitler. El término ‘ario’ significa ‘nacido dos veces’, pero en relación a la runa ‘Ar’ significa fuego, Sol primigenio, águila».

Así pensaba Devi en aquellos días. Su verdadero nombre era Maximiani Julia Portas. Había nacido en Lyon el 30 de septiembre de 1905, en el seno de una familia griega. Desde muy joven destacó por su excepcional capacidad para el estudio y se convirtió pronto en una notable políglota. Dominaba a la perfección ocho idiomas, incluido el hindi y el islandés. Doctorada en letras, también obtuvo diplomas en física, en química y en biología.

Era una mujer orgullosa de sus orígenes griegos. Admiraba ante todo lo que denominaba como «aquella civilización forjada en el hierro y en la verdad que fue la antigua Grecia de los héroes». Al igual que para otros intelectuales promotores del irracionalismo, para ella el canto del cisne de esta época heroica había sido la guerra de Troya. Después la cultura helena se habría sumergido definitivamente en una era oscura. Con una atávica aversión por las filosofías racionalistas y el judaísmo, Savitri Devi nunca aceptó el cristianismo. Ella se sentía profundamente aria, pagana y europea, así como enamorada de los brillantes dioses solares del hinduismo.

En 1936 estableció definitivamente su residencia en India. Las autoridades británicas la identificaron como sospechosa y la mantuvieron bajo estrecha vigilancia, puesto que conocían bien sus simpatías por el nazismo de Hitler. Después del estallido de la II Guerra Mundial, Devi se casó con Krishna Mukherjie, un brahmán indio que en los años precedentes había editado una revista filo-nazi enmarcada en el nacionalismo radical hindú, la New Mercury, clausurada por las autoridades británicas en 1937.

Al casarse, Devi se convirtió en ciudadana británica. También se manifestó como una admiradora incondicional del sistema de castas hindúes y en las campañas de agitación que desarrolló por India sostuvo abiertamente que era preferible una India sucia y repleta de fealdad que el Occidente capitalista, higienista, pero también falso, vacío, hipócrita y generador de todo tipo de decadencia cultural. Occidente representaba para ella un mundo sin futuro porque, en su opinión, Hitler lo vencería e impondría un Nuevo Orden Mundial basado en los antiguos valores heroicos.

En 1942 Devi se hallaba en plena búsqueda de una posible futura religión de estado para ese Nuevo Orden Mundial ario que barrería de la historia a la «débil» cultura «judeo-cristiana». Entonces tuvo una definitiva iluminación: el modelo de líder para esa nueva fe sería Amenhotep IV, el décimo faraón de la XVIII dinastía, que al ascender al trono asumió el nombre de Akhenatón (gloria de Atón) y trató de imponer el culto de un dios único, identificado con el disco solar.

En realidad, no era una fe nueva, sino el intento de restaurar el antiquísimo culto heliopolitano de Atum-Ra. Para Devi, como para otros ocultistas filonazis, su idea original habría sido después falsificada y secuestrada por los hebreos bajo el liderazgo de Moisés, que sobre esta base egipcia formuló el monoteísmo de Israel.

La iluminación de Atón

Para entender el culto que Devi pretendía refundar en el siglo XX sobre bases egipcias debemos viajar al año 3000 a.C.

Todo es tranquilidad en el entorno del Templo del Fénix en Heliópolis, la Ciudad del Sol, denominada On en egipcio. Está surgiendo el alba, a imitación del primer alba del Zep Tepi, el Primer Tiempo de los antiguos egipcios. En el interior del recinto del Templo, el Fénix –el rayo de sol– está por tocar con sus primeras manifestaciones la piedra Benben, el Piramidión cónico de hierro meteórico, colocado en la cima del obelisco y situado en el centro del templo.

El Piramidión resplandece de repente, tocado por los rayos solares, como recuerdo perpetuo del nacimiento de la Colina que emergió de las Aguas Primordiales cuando dio comienzo la Creación. El Padre de todos los dioses, Atum, está satisfecho. Atum es el túmulo primordial mismo, el gran «Él-Ella» de la doble sexualidad (andrógino). Así lo describen los Textos de las Pirámides, que contienen las más antiguas referencias de la cosmogonía fundada en torno a este dios supremo. La raíz de su nombre (tm) significaba tanto la nada como el todo. Atum era la totalidad de la existencia y de la no existencia.

Representado antropomórficamente con la doble corona de Egipto, la blanca del norte y la roja del sur, o con la cabeza de halcón y tocado por la serpiente cósmica Uraeus enroscada en torno a un disco solar, simbolizaba el Sol del atardecer, que sería sustituido en el curso de los siglos por el culto a Ra, el Sol en el cenit. Atum se convirtió en un Sol Negro, en un dios esencialmente invisible, que más tarde se transformaría en el Sol nocturno que viaja a través de las regiones subterráneas, o en el árbitro del destino, sentado en el polo del mundo.

Unos 1.500 años después de fundado este culto, el faraón Akhenatón y su esposa Nefertiti decidieron restaurarlo, hicieron trasladar la capital de los dos reinos de Egipto a una nueva ciudad santa edificada con ese fin: Akhetatón, la actual Tell el Amarna. Ésta se convirtió en el lugar del nacimiento del dios Sol, desplazando a Tebas (Luxor) y al culto de Amón. ¿Qué había sucedido? ¿Por qué cambió la capital en aquella que será recordada como la Revolución de Amarna?
Es preciso dar un breve salto atrás en el tiempo para entenderlo. Generaciones antes, el joven príncipe Tuthmosis-Menkheperure sentía fuertemente el peso de las responsabilidades que debería afrontar si un día fuese elegido faraón. Los faraones anteriores de la XVIII dinastía, en particular Tuthmosis III y su padre Amenhotep II, contribuyeron a ampliar por medio de la fuerza las fronteras del imperio, saliendo victoriosos de diversas campañas militares.

Todo esto había sucedido bajo la tutela de la casta de los sacerdotes de la ciudad de Tebas, los seguidores deAmón, dios del Alto Egipto, que se transformaron en una élite poderosísima que regía la política imperial. Sobre la base de este poder fáctico, el dios local Amón había derrocado al antiguo Padre de los dioses, Atum-Ra, cuyo culto en Heliópolis-On se remontaba a los orígenes de Egipto. Tuthmosis acudió a la Esfinge y allí tuvo una revelación en sueños: Atum-Ra le ordenó restaurar la Esfinge y revitalizar la antigua religión de los orígenes. Como recuerdo perenne de este evento sobrenatural, al acceder al trono Tuthmosis hizo colocar entre las garras de la Esfinge el Obelisco del Sueño, describiendo su visión.

El viejo culto de Atum-Ra se restableció. Pero los sacerdotes de Amón constituían una enconada resistencia. Por eso fueron necesarias las radicales y definitivas iniciativas de Akhenatón y Nefertiti para volver a imponer a Atón (Atum) en su sitio. Básicamente, en esto consistió la revolución de Amarna y el nacimiento del atonismo, que restauró el culto vigente en Heliópolis unos 1.500 años antes.

Esta revolución duraría sólo 17 años. Los sacerdotes de Amón consiguieron finalmente la victoria, abolieron el culto a Atón, aniquilaron a la Familia Real e impusieron una nueva dinastía. El dios primigenio del Sol volvió a convertirse en un Sol Negro, privado de su poder.

El monoteísmo hebreo, con las tablas de la ley de Moisés, y más tarde el cristianismo, contribuyeron al definitivo derribo de este culto del Zep Tepi (el Primer Tiempo o tiempo primordial egipcio). Por eso, Atum-Ra había vagado impotente por el reino tenebroso de la noche durante 3.500 años.


Conexiones secretas

Así pensaba Savitri Devi. Asimismo, creía que su iluminación estaba favorecida por el espíritu renacido del Sol de Atum que había despertado de pronto y clamaba venganza: el Sol Negro pretendía con todas las fuerzas a su servicio (los ejércitos arios del Eje) volver a brillar en el pantheon universal y configurarse en un Sol vivo. El cambio de curso de los hechos se habría verificado definitivamente con el descubrimiento de la tumba del faraón de oro Tutankhamón, en noviembre de 1922.

Tutankhamón estaba emparentado con Akhenatón (algún egiptólogo sostiene que era su hijo). Su nombre original era Tutankh-Atón, reconvertido al culto de Amón sólo después de la total destrucción de la Revolución de Amarna. Pero, junto a su esposa, no habría abandonado jamás la fe en el culto del dios Sol primigenio. Este secreto se lo llevó a la tumba a la edad de 19 años. Con la apertura del sepulcro, el espíritu de Atón había quedado liberado y actuaba sobre el curso de la historia humana para retornar al poder religioso, guiando las fuerzas arias contra el capitalismo judío.

Savitri Devi no era la única en pensar en estos términos. También compartían la misma ideología se los elementos más esotéricos de la Organización Ahnenerbe, la Sociedad para la Herencia Ancestral, creada por Heinrich Himmler en 1935. Entre estos ocultistas destacaba el «Rasputín» de Himmler, Karl María Wiligut o Weisthor (1866-1946) y su aventajado discípulo, Emil Rüdiger (1855-1952). Nos hallamos ante una convicción compartida por las elites más exaltadas del nazi-fascismo europeo durante los años 30 y 40.

El propio Otto Rhan, colaborador de Wiligut en la Ahnenerbe y destacado investigador del Grial, estaba convencido de la existencia de fuerzas invisibles en pugna. La guerra entre el Eje y los Aliados sería, por lo tanto, parte de una confrontación de dimensiones cósmicas y metafísicas.
«Resulta por lo menos lógico pensar que la Ahnenerbe, en el Orden Negro de Adolf Hitler, fuese la depositaria de la Tradición; en particular algunas de sus secciones, dado que comprendía muchas, entre ellas 52 científicas». Así se expresaba Devi en La India y el nazismo. En base a esta pista, hemos investigado a fondo en departamentos específicos de la Ahnenerbe, en particular en el relativo a las Ciencias y Culturas Norteafricanas y en el importantísimo de Religiones Indogermánicas.

El departamento de Religiones Indogermánicas, en la Universidad de Baviera, estaba bajo la dirección de Walther Wüst (fallecido en 1993), rector de dicha facultad. Wüst había contribuido en gran medida a la publicación de algunos libros editados por la casa editora de la Ahnenerbe. En estos textos se observa lo similares que eran las concepciones filosóficas de esta rama del nacionalsocialismo mágico con las ideas de Savitri Devi. Aunque no está demostrado, el hecho de que la expedición de la Ahnenerbe al Tíbet tuviera su base en Calcuta, hace pensar que se produjeron encuentros e intercambios culturales clandestinos entre la familia india de Devi y esta expedición.

En definitiva, de los estudios y de las experiencias, ya sea de este departamento como de las concepciones de Devi, se estaba formando una idea del nacionalsocialismo, y de Hitler en particular, como el de una futura guía religiosa donde se habría de restaurar el concepto de Tradición Primordial.

También podría haberse producido un intercambio secreto de información entre el gran egiptólogo, esoterista y alquimista René Schwaller De Lubicz (1887-1961) y la Ahnenerbe. Schwaller De Lubicz, cuyas concepciones tradicionales y políticas con claras tendencias fascistas eran conocidas, se estableció a partir de 1939 en Egipto, donde residió hasta 1952 (AÑO/CERO, 77).

René Guénon lo había definido como «un peligroso exponente de la Contra-Iniciación». Lo cierto es que Schwaller repudió el hebraísmo y el cristianismo y, con el paso del tiempo, se dedicó cada vez más al hermetismo egipcio. Veía con acierto un retorno del culto al antiguo dios originario, Atum-Ra.

El final del sueño

Pero a partir de noviembre de 1942 todo cambió. Las fuerzas del Eje comenzaron a perder la guerra. Sin embargo, Devi y otros destacados ocultistas permanecieron firmes en sus convicciones, como si su guerra secreta hubiese dejado de coincidir con las vicisitudes de la guerra profana y siguiera otros derroteros. Desde el punto de vista del ocultismo nazi, ¿qué sucedió? ¿Cómo es posible que esoteristas de gran capacidad y cultura, como la misma Savitri Devi, Schwaller de Lubicz o el ex embajador de Chile, Miguel Serrano, siguieran declarándose nacionalsocialistas, sin renunciar nunca a esta opción una vez derrotado Hitler?
Después de 1945, Devi realizó un auténtico peregrinaje por Europa y por la Alemania destruida, profesando su fe por todos los pueblos alemanes, llegando hasta el lugar más sagrado de esta nación, Externsteine (las Piedras del Exterior, o las Rocas del Sol), donde pronunció una oración al Sol Primigenio, el Sol Negro: «A ÉL-ELLA-ELLO, que no tiene nombre; a Aquello que es y permanece, más allá de las formas, de los colores y de los sonidos; a Aquel cuyo pensamiento da la Serenidad al alma, sin el cual no puede haber ninguna acción destacada».

Tomado de http://www.akasico.com/noticia/454/Historia-ignorada/sacerdotisa-hitler-sol-negro.html

BEN MIZZIAN

 



Caballero moruno,
Al servicio del cristiano,
Cabalga Ben Mizzian,
Por el suelo hispano,


¡ El moro, el moro !
Gritan los rojos aterrados,
La orina de sus pantalones,
Ya se ha apoderado,


Con el gorrito colorado,
Llega el general,
Guerra a los sin Dios,
Bien sabe ofrendar,


La salvaje Revolución,
Está asolando España,
Mas un adalid moro,
Combate tal desgracia,


La tetuaní mezquita,
Han querido bombardear;
A la república no dará tregua,
El bravo Ben Mizzian,


Con sus héroes norteafricanos,
De los regulares avanza,
Sus alfanjes contra el ateísmo,
En un ejército entusiasta,


" Allah, al Watan ! ", grita el buen Mohamed,
Contra las impías hordas,
Sirviendo con lealtad,
A las rojigualdas tropas,


Luchando con el general Franco,
Como la rauda guardia mora,
¿ Los últimos días de heroísmo,
Que vivió la tierra española ?


Rojos y progres variados,
Que ahora llamáis al islam,
Recordad cómo los musulmanes,
Bien os hicieron temblar,


En aquel alzamiento florido,
Ben Mizzian brilló con luz propia,
Para ustedes el dinero y la mentira,
Para él la justa gloria.

Fuente

La contribución de Shayj Abdalqadir al entendimiento de la música en Europa

 

Abdulbasir Ojembarrena. Granada. Jueves 9 de Julio 2009.

 

En una ocasión en que el Shayj hablaba sobre música en su biblioteca con dos de sus fuqara´, surgió la pregunta de cuál sería el mejor instrumento musical. El Shayj no dijo nada, pero cuentan que se levantó, tomó un CD, lo colocó en el plato y apretó el botón. A los pocos segundos, una voz de soprano llenó hasta rebosar el espacio de la biblioteca con una sonoridad deliciosa y penetrante. El mejor de todos los instrumentos musicales era la voz humana, una voz de mujer.

Esta respuesta del Shayj contiene los dos temas esenciales de su profunda reflexión sobre la música de Europa: La música habla, es una voz, primero; y, segundo, habla a los hombres sobre las cuestiones que les conciernen como tales, es una voz humana.

Los libros en los que Shayj Abdalqadir formula su meditación son también dos: The Ten symphonies of Gorka König (London, 1989) y The New Wagnerian (Granada, 1990). Ambos están firmados con su nombre de familia Ian Dallas. El primero trata de la vida y obra de un compositor del siglo XX imaginario, Gorka König, en quien Shayj Abdalqadir encarna el desarrollo moderno de la música clásica. El segundo trata de la obra de Wagner. De modo, que sus libros son como el recorrido del salmón por el río hacia la fuente que lo vio nacer.

Decíamos que el primer tema fundamental de la meditación del Shayj sobre la música europea es que la música habla; la música no es sólo un entretenimiento, una delicia sonora que toca el corazón o, en el caso de la música concreta, una emisión experimental de ondas sonoras que satisface la mente, sino que habla filosóficamente, psicológicamente, políticamente, que transmite un mensaje concreto.

Según explica Shayj Abdalqadir, particularmente en el capítulo Cuatro de The Ten Symphonies y en la introducción de The New Wagnerian, de los tres lenguajes que dispone el ser humano –visual, verbal y musical- este último, el musical, es el más complejo. A partir de sus inicios como música folklórica, alcanza en el período Barroco una capacidad de comunicación de largo alcance que en la música de Bach puede ya expresar o describir patrones matemáticos muy complejos de comunicación auditiva. El canon, la fuga, la inversión y transposición de tono permitieron a la música comunicar estados de emoción humana aptos para describir el sufrimiento, la muerte y una exaltación espiritual de naturaleza trascendente; pudo inducir ciertos estados que aunque eran emotivos contenían también series de referencias intelectuales a la creencia y al espíritu.

La invención de la sinfonía en la última parte del siglo XVIII por los compositores de Manheim proporcionó a la música nuevas estructuras de todavía mayor complejidad con las que, después, Mozart desarrolló una nueva dimensión para hacer surgir en el corazón humano emociones, anhelos y espiritualidad ocultos o inexistentes antes.

En el siglo XIX, en la época de Schubert, de Schumann, de Goethe, Beethoven hace dar a la música un salto cualitativo. Con él ya no es posible reducir la música a un entretenimiento delicioso del corazón o de la mente. “La música –escribe Shayj Abdalqadir- es la manifestación del hombre. Beethoven, revolucionario, post-cristiano, solo, es la encarnación heroica de la lucha y del rechazo del sufrimiento como la base de la existencia del ser humano, del triunfo sobre el dolor y la mortalidad, y sobre la injusticia social y la soledad. Tal es el diapasón de humanismo victorioso que Beethoven vierte en su ópera Fidelio, en sus sombrías y poderosas composiciones para piano, en la búsqueda de sus nueve sinfonías, y en su propia tras-valuación de todos los valores contenida en el íntimo testamento de sus cuartetos, su legado al futuro.”

Poco después llega la gran contribución de Wagner. Shayj Abdalqadir nos muestra cómo Wagner, siguiendo las huellas de Beethoven, llevó la revolución musical de su maestro un paso más allá. Wagner afirmó que el teatro musical del futuro necesitaba sumergirse en las profundidades de la psique humana y en su prehistoria hasta llegar al cimiento de los mitos válidos que hablaran a la sociedad post-cristiana sobre las crisis y los impulsos fundamentales de la vida de una manera que les liberase de la fuerzas opresoras en su propia psique y en su sociedad.

La herencia de Beethoven era una sintaxis musical completamente forjada que podía expresar la condición humana y por sí misma comunicar la “idea”. Wagner tomó esta sintaxis musical, la fundió con la sintaxis verbal y la proyectó en vivo mediante un drama ante el público; un drama que les conectaba de nuevo, al más profundo nivel psicológico posible, con un material mítico de su remoto pasado; una experiencia musical que daría al traste con el intento por parte del estado de apartar a la gente de sus propias raíces e identidad naturales y que, una vez vinculados con su verdadera naturaleza, les capacitaría para destruir el control del estado que les dominaba. Una música, cuyo objetivo final era revitalizar en el ser humano su convicción de que podía transformarse y transformar el mundo. El producto de este desarrollo musical son Tristán e Isolda, Los maestros cantores, El anillo de los Nibelungos y Parsifal.

Esta música gozosa y a la vez capaz de hablar, es decir, de hacer germinar en las personas una visión del mundo y una transformación de sus valores será el punto de partida para la obra musical de Gorka König, que Shayj Abdalqadir nos ofrece en The Ten Symphonies. Pero para poder entender el desarrollo de este trabajo es necesario que acompañemos al Shayj primero en su poderosa contemplación de la obra de Wagner y del Anillo de los Nibelungos, aunque sólo sea de una manera sucinta.

En su introducción a la obra de Wagner, Shayj Abdalqadir nos recuerda primero cómo Wagner vio que la humanidad se enfrentaba a una crisis, cuya base era doble. Por un lado una función irracional en un sistema lógico que llevaba a la autodestrucción. Por otro, el hecho de que la función irracional que se manifestaba en la estructura de la sociedad se basaba a su vez en la identidad del ser humano.

Esto imponía una doble tarea: era necesario desmantelar el sistema social o superestructura que había ocupado el lugar de los previos sistemas naturales y, también, desmantelar la infraestructura de la identidad individual, que era la que permitía que el sistema social irracional continuara.

Según Shayj Abdalqadir, para Wagner, la función irracional que sostenía el tiránico control del estado era la usura. Si se destruía la usura, caía con ella el control del estado, pero tal cosa no podía tener lugar si no se desuncía al ser humano de su comportamiento robotizado. Esto sólo podía hacerse creando un ser humano libre.

Este es el dilema fundamental, nos dice Shayj Abdalqadir, que reverbera, evoluciona y es profundamente meditado por Wagner en el Anillo, y a través de toda su obra.

Para resolverlo, como hemos visto, Wagner pondrá al hombre ante su identidad genuina a través de una construcción mítica que le habla directamente y que imbuye en él una respuesta intelectual llena de un sentir directo y profundo, una respuesta que restaura en él su dimensión puramente humana, que ha sido anestesiada por la sintaxis muerta del control estatal.

Sobresaliendo entre las cumbres de las altas composiciones de Wagner, El Anillo de los Nibelungos es su gran construcción, su obra maestra. Está dividida en cuatro partes, que el Shayj estudia a fondo: El drama preliminar: El oro del Rin, y la trilogía: La valkiria, Sigfrido y El ocaso de los dioses.

El oro del Rin da comienzo al mito, una narración legendaria poblada de dioses, gigantes, enanos y hombres, pero en la que el espectador se ve enfrentado desde el principio a los problemas de la realidad de su tiempo: la psicología moderna, la tecnología, el control estatal y el control del dinero.

La primera escena del Oro del Rin contiene ya el tema fundamental no sólo de la tragedia, sino de la historia humana. Lo que el Shayj llama el crimen original: la negación del amor; una desviación de la corriente vital que se transforma en ambición de poder político y que pone en marcha todo el ciclo wagneriano.

Veamos cómo toma lugar. Las hermosas hijas del Rin, que juegan en sus aguas, rechazan divertidas los avances eróticos del feo enano Alberich. Éste lleno de rabia se revuelve entre las rocas de la ribera. Entonces, milagrosamente, los rayos del sol iluminan repentinamente el oro que yace en el fondo del cauce del río. Las hijas del Rin saludan su aparición con gritos exultantes de alegría. Alberich, fascinado por su brillo, pregunta a la hijas del Rin, qué es, para qué sirve. El hombre que, se apodere del oro, le responden ellas, y haga con él un anillo, será el dueño de toda la riqueza, el señor del mundo. Sin embargo, añaden, para poder forjar el anillo, el hombre tiene que cumplir una condición, tiene que renunciar al amor. Las hijas del Rin descubren su secreto porque creen que no hay nadie que pueda vivir sin amor, pero se equivocan. Alberich está dispuesto a hacerlo. Cree que la astucia, el oro, es una pasión suficiente para vivir, declara su renuncia al amor y roba el oro, con el que se sumerge en las profundidades. Las consecuencias de este crimen se extienden por doquier y se hacen sentir también en el otro extremo del mundo, donde mora el dios Wotan y su corte de dioses.

Estos dioses, nos explica Sheik Abdalqadir utilizando una cita de Wagner, no son divinos en un sentido metafísico, sino representaciones del hombre en su estado de máxima conciencia e inteligencia presentes, son los hombres que gobiernan el mundo, se hallan inmersos en un dilema.

Wotan ha encargado a los gigantes Fafner y Fasolt la construcción de un palacio magnífico, llamado Walhalla, símbolo de poder político y residencia de los dioses y los héroes. El palacio está acabado y los gigantes exigen que se les pague su precio, la hermosa Freia, diosa del amor y la juventud, cuyas manzanas mantienen a los dioses siempre jóvenes. Es un precio mortal pero Wotan confía poder engañar a los gigantes con la ayuda de Loge, el dios del fuego. El precio, sin embargo, ha sido pactado de acuerdo con las leyes grabadas en la lanza de Wotan, la lanza con la que ha establecido su poder en el mundo. Su ambición política le arrastra por lo tanto poniendo en peligro su propia existencia y la del mundo que gobierna. Fricka, su mujer, se lo reprocha quejándose de que Wotan haya encargado el palacio, sin consultarla; si lo hubiera sabido no lo habría permitido.

El conflicto, escribe Sheik Abdalqadir, es moderno porque Wagner pone de relieve la situación de la pareja actual y las consecuencias que conlleva; no tanto que la mujer participe o no en la política masculina sino que no pueda aportar a la política su contribución natural, la compasión y el sentido de la realidad. Es la falta de este amor entre Wotan y Fricka la que les condena y lleva a Wotan a un gobierno moderno, en que el estado domina a través sus leyes pero no se atiene a ellas.

Este es el momento operístico en que Loge aporta su solución. Se trata de robar a Alberich el Anillo que ha forjado con el oro del Rin y entregárselo a los gigantes, en vez de Freia, la diosa del amor. Según resulta, satisface a todos y el círculo de corrupción puesto en marcha por Alberich se extiende también a los dioses.

Wotan y Loge descienden a Nibelheim, las minas de oro donde Alberich tiene esclavizado a su pueblo los Nibelungos para alcanzar su objetivo de dominio mundial a través del poder del oro. Es un programa político que Alberich explica arrogantemente a Wotan. La fascinación que tiene el oro es tan poderosa que dominará a todos, dioses y hombres. Los dioses, los más inteligentes de los hombres como hemos visto, liquidarán los valores tradicionales de su civilización, a los que reemplazará su codicia por el oro. Los hombres y mujeres sencillos harán lo mismo después. Tal es el poder del Anillo.

Según se desenvuelve el mito, sin embargo, el poder del Anillo no es suficiente para Alberich que se verá despojado de él gracias a la astucia y el ingenio de Loge. Wotan se apodera del Anillo como quería, pero no lo hará sin la maldición terrible de Alberich. Con ello llegamos al final de El Oro del Rin. Wotan se resistirá a entregar a los gigantes el Anillo y sólo la aparición de Erda, antigua diosa terrestre de la sabiduría le convencerá con su advertencia ominosa, de que debe entregarlo para evitar un terrible mal para los dioses. Nada más entregar el Anillo a los gigantes, la maldición de Alberich tiene efecto, Fasolt mata a su hermano Fafner para quedarse con el Anillo y con todo el oro de las minas de los Nibelungos apilado como rescate de Freia. Pagado así el precio, Wotan, empujado por su mujer Fricka, entra en posesión de Walhala. Cautivado por su munificencia y por el poder que le confiere invoca un futuro glorioso, mientras desde su morada en las aguas, la hijas del Rin reclaman la devolución del oro a su lugar natural.

Ha sido necesario detenerse en la narración de principio del mito para sentir mínimamente el modo como Wagner encarna el dilema del hombre moderno. La fisura íntima amorosa que le conduce hacia un programa político sin esperanza para él. Porque, según los dioses triunfan, escribe Shayj Abdalqair, abandonando a los demás mortales a su trágico destino, la audiencia sabe que se engañan, y que a su poder le espera un fin trágico, basado como está en el robo del Anillo, en la fractura del orden natural.

Tras la introducción de El oro del Rin, La Valkiria es la primera parte de la experiencia dramática del trágico destino de los dioses –de los hombres que rigen el mundo moderno presente según hemos visto- y la promesa de un nuevo orden de cosas, de un nuevo ser humano representado por la figura de la valkiria Brünnhilde. El centro de La Valkiria está ocupado por los amores de Siegmund y Sieglinde, ambos hijos naturales de Wotan. Ambos representan, a través de la fuerza misteriosa de la antigua metáfora mítica del amor entre hermanos, una clase de unión conyugal diferente a la que existe entre Wotan y Fricka. Es una unión conyugal, una correspondencia íntima amorosa, de la que nacerá Siegfrid, el nuevo hombre –el Übermensch de Nietzsche nos dice Shayj Adalqadir- el hombre libre del círculo vicioso en el que está atrapado el mundo de los dioses, los gigantes, los enanos y los hombres. Perteneciente a la familia de los que gobiernan el mundo, engendrado por dos hermanos de una raza nueva de hombres especialmente seleccionada por Wotan, será el que se pondrá en camino para crear un nuevo heroísmo. Tanto Nietzsche como Wagner –dice Sheik Abdalqadir- cada uno a su manera, localizaron su búsqueda de una nueva fuerza histórica renovadora fuera de la zona de las fuerzas políticas existentes en el mundo, e incluso distinto del hombre que tomaba forma con el amanecer de la técnica. La creación de un nuevo héroe no es sólo la preocupación de Wotan, sino que Wagner nos invita a que la hagamos intelectualmente nuestra.

El segundo acto de La Valkiria, da entrada a Brünnhilde. Con ella, Wagner encuentra a la nueva mujer que estaba buscando desde su ópera Lohengrin y luego en Tristán e Isolda. Wagner se había dado cuenta en Lohengrin que la mujer política al estilo del hombre no podía resolver el dilema, precisamente por eso, por repetir el modelo del homo politicus moderno mismo. Tenía entonces que dar un paso más –escribe el Shayj- que era el de la entrada de la mujer en el mundo del poder, pero no como una imitación del hombre, sino como mujer, con su singular identidad espiritual intacta, transformadora y no meramente pasiva. Esta es Brünnhilde, liberada, independiente y que, en el desarrollo de su relación con Siegfried, tendría en sus manos la posibilidad de devolver al mundo su armonía fundamental.

De aquí en adelante, no nos es posible aquí seguir en detalle el desarrollo de la ópera hasta el final, por lo que nos reduciremos a marcar los pasos principales –tal y como los despliega Sheik Abdalqadir- de la experiencia mediante la cual Wagner imbuye en el espectador una respuesta intelectual llena de un sentir directo y profundo, una respuesta que restaura en él su dimensión puramente humana, que ha sido anestesiada por la sintaxis muerta del control estatal que le permitirá dirigirse hacia la creación de un orden social nuevo y justo.

Wotan que ha intentado a través de Siegmund and Sieglinde la creación de una raza libre de las trabas íntimas y políticas de los dioses, se ve obligado a aceptar el argumento de su mujer Fricka: estos nuevos hombres no son tampoco libres, son simples instrumentos de los dioses. Esto sella el destino de la pareja de hermanos. Wotan traiciona a Siegmund que muere en su lucha contra Hunding, el marido de Sieglinde. En este momento parece no haber ya esperanza ninguna para la entrada en el mundo del nuevo ser humano salvador, del Übermensch, soñado por Nietzsche y Wagner.

Sin embargo, la intervención de Brünnhilde hace avanzar la ópera hacia la luz. Brünnhilde se da cuenta en una conversación íntima con Wotan de la desesperación de éste y decide salvar a Sieglinde, embarazada de un hijo de Siegmund, un hijo a quien Brünnhilde pone el nombre de Siegfried, el victorioso. La Valkiria entrega también a Sieglinde Notung la espada rota en pedazos que Wotan mismo había procurado a su hijo Siegmund. Brünnhilde dice a la viuda que un día su hijo Siegfried la forjará de nuevo. En otras palabras, Brünnhilde, sin dejar de amar profundamente a su padre Wotan, y quizás por ello, se comporta ya como el ser humano nuevo, libre de los dioses y de su destino.

Wotan, contra su sentir más íntimo se ve obligado entonces a castigar a Brünnhilde por haberle desobedecido. La lleva a la cumbre de una montaña, la priva de su inmortalidad, besa sus labios, la cubre con su escudo y la sume en el sueño. Sin embargo, cediendo a la petición lúcida y llena de sentido de futuro de Brünnhilde, rodea el lecho rocoso en que duerme la valkiria con un círculo de fuego: sólo un hombre sin miedo, un héroe, será capaz de despertarla.

Siegried, la segunda parte de la ópera de Wagner, despliega la personalidad del nuevo héroe. Siegfried –escribe Shayj Abdalqadir basándose no sólo en la experiencia misma de la ópera sino también en los escritos de Wagner- es libre. Pero ¿qué es la libertad? La libertad, nos dice Wagner, es integridad. El libre es el que actúa conforme con su propio ser, en armonía con su propia naturaleza. Integridad es esencialmente la verdad a la que aluden los libros de teología y filosofía.

Para Wagner, el hombre libre es el que toma conciencia de la naturaleza fluida de la existencia, de que sólo aquello que cambia es REAL. Este descubrimiento le lleva al descubrimiento del amor, pero no del amor como un concepto abstracto, invariable en su totalidad sino del amor humano. El amor entre el hombre y la mujer. Sólo en la unión del hombre y la mujer existe el verdadero ser humano, y por lo tanto, sólo a través del amor pueden el hombre y la mujer llegar a ser humanos.

Desde el punto de vista wagneriano y también Nietzschiano, escribe Shayj Abdalqadir- Siegfried es todo lo que nosotros no somos. La introspección moral no le impide actuar. No es un pensador en busca del conocimiento, no es un moralista. Es espontáneo, viril, entusiasta, apasionado, confiado. Es lo opuesto a todo lo que Nietzsche consideró una personalidad decadente. Tampoco es el noble salvaje de Rousseau, puesto que no se contenta con permanecer bajo la ley primitiva de las estaciones y la procreación. Es el nuevo hombre, el Übermensch, o mejor, es la mitad del nuevo ser humano, que espera completarse en su unión con Brünnhilde.

Y así, en el último acto de la segunda parte de la ópera, Siegfried atraviesa las llamas, retira el escudo que cubre a la valkiria, le deshace el peto, y con un beso devuelve a Brünnhilde a la vida. La conmoción le impide preguntar a su novia qué significan las palabras que ella le dice: “Siempre te quise, pues sólo yo adiviné el pensamiento de Wotan.” Intimidados y temerosos al principio, pronto los dos amantes se arrojan el uno en brazos del otro con enorme vigor y abandono en un canto sublime de amor. Finalmente, extasiada, inspirada, Brünnhilde predice el futuro: “Ocaso de los dioses, tu oscuridad cae. Noche de aniquilación, descienden tus nieblas.” Predice la tercera última parte de la opus de Wagner El ocaso de los dioses.

Con la realización de El ocaso de los dioses el último drama de la historia del Anillo del enano Alberich, toma cuerpo el final de El anillo de los Nibelungos. Los ricos hilos temáticos son tejidos en su compleja trenzado y el profundo significado resplandece a través de la escena de la destrucción final que deja en los espectadores una profunda emoción según contemplan el nuevo principio.

En El ocaso experimentamos cómo Siegfried es el Übermensch, el héroe libre, dotado de una animalidad espontánea, el elemento fundamental que Nietzsche consideraba la verdad del nuevo hombre. Y también cómo, a pesar de ello, Siegfried es víctima de su propia inocencia y encuentra la muerte en las intrigas políticas de los hombres a quienes entrega su confianza, y con su muerte también la sociedad corrompida por la sed del oro que le asesina se hunde en su propia destrucción. Sólo Brünnhilde, en medio del caos, es capaz de dar vida en el último acto de su existencia musical a un nuevo destino esperanzador.

Justo en el instante en que Hagen, el hijo de Alberich, después de matar a Siegfried, se abalanza para sacar el Anillo del dedo del cadáver del héroe, aparece Brünnhilde. Fascinado por el mundo que su inocente libertad no había sido capaz de penetrar, Siegmundo la había traicionado con otra mujer, pero Brünnhilde trasciende el papel típico romántico de la amante y esposa traicionada. El asunto que está en juego no es la infidelidad marital. Entiende perfectamente el alcance de la trampa psíquico-social en la que ha caído su marido. Con un dominio superior de la situación ordena que se alce una pira funeral para su esposo, restaurando así el honor de Siegfried, y se dispone a terminar la tarea heroica que éste no ha podido realizar. Da fuego con su antorcha a la pira funeral y montando su caballo Grane se lanza ella también a las llamas. En ese instante, las aguas del Rin se alzan y las hijas del Rin toman el Anillo que les ofrece Brünnhilde. Luego, el fuego devastador consume a Brünnhilde y a Siegfried y se extiende por la tierra devorándolo todo. También sube al cielo donde los dioses son también reducidos a cenizas.

Este nihilismo –escribe Shayj Abdalqadir- es el preludio necesario para la tras-valuación de todos los valores descrita por Nietzsche. Traducimos aquí literalmente: “Según Bakunin observó en el ámbito de la esfera social, la nueva sociedad no podía ser construida mientras no se destruyese la antigua. El acto de Brünnhilde no sólo elimina el antiguo orden sino que es heraldo del nuevo, porque Brünnhilde imbuye en los acontecimientos un principio nuevo. El gobierno y las leyes de los poderes estatales externos de Wotan ha desaparecido. En su lugar a ha aparecido la espontaneidad revitalizadora de Siegfried y su inocencia. Pero Siegfried a su vez cae ante el descarado cinismo de las intrigas políticas y su propia respuesta amoral a la sexualidad. Wotan y Siefgried han traicionado a Brùnnhilde doblemente. Sin embargo, ella, a través de estas experiencias llega a comprender que los dos hombres que ama no podían hacer nada más que lo que eran capaces. El sufrimiento que siente rompe entonces la cadena de las propias limitaciones que siente –la de hija rechazada y la de amante abandonada- y entra en la esfera política con nuevas armas. De Wotan ha aprendido a ir hasta el fin, de Siegfried, a ser, totalmente, ella misma. A estas armas une ella una compasión que acaba de descubrir. Todo ello transforma su final de mujer hindú quemada en la pira funeral de su marido en un acto de liberación. Mientras el fuego que ha prendido pone fin a un sistema político del que nadie podía escapar –en palabras de Wagner “este concepto demoníaco del dinero, con su terribles secuelas de usura encubierta y al descubierto, de interés y de especulaciones de los banqueros”- ella devuelve el Oro al Rin, a su lugar propio, y devuelve también el mundo a su armonía natural. Un nuevo orden es posible.

Como decíamos al principio, esta música gozosa y a la vez capaz de hablar, es decir, de hacer germinar en las personas una visión del mundo y una transformación de sus valores será el punto de partida para la obra musical de Gorka König, el segundo libro de Shayj Abdalqadir, The Ten Symphonies. Quizás ahora, después de haber contemplado, aunque sólo haya sido de una manera incompleta, el mensaje de la música, lo que la música dice, nos sea posible acompañar al Shayj hasta el final de su meditación sobre la música de Europa, sin echarla a perder del todo.

The Ten Symphonies of Gorka Konig, son un músico y una música imaginados por Shayj Abdalqadir; la continuación del habla de la música clásica a través del siglo veinte; un tiempo histórico en que el dilema psicológico y político social al que responde Wagner en el siglo XIX, se agiganta.

Gorka König nace en Zurich en 1920, en el seno de una familia ilustre. Su padre, un alter ego del filósofo Heidegger, es un profesor famoso. Su madre, actriz de teatro, es muy popular en los círculos de teatro brechtiano y dadaísta de la época. Su educación toma lugar, por lo tanto, en un círculo de intelectuales avanzados de primera fila. Una visita del famoso pianista Claudio Arrau a su casa cuando es todavía un niño despierta en él una vocación de pianista en la que descollará muy pronto como joven prodigio. Pero no es hasta que se adentra en la interpretación de las obras de Liszt, el padre de Cosima, la esposa de Wagner, que descubre la verdadera naturaleza de la música, su capacidad de trasmutar pensamientos, sentimientos y experiencias en un lenguaje musical codificado. Comprende que la música es un habla que puede expresar el sufrimiento, la soledad y la exaltación y la dificultad de vivir.

En Viena, cuando tiene 15 años, en un concierto al que asiste el famoso compositor Anton Webner, en medio del triunfo y de los aplausos, anuncia su adiós a la carrera de intérprete y su propósito de continuar su vida musical exclusivamente como compositor. Pocos días después, tiene una entrevista con el maestro Webern que determinará el curso de su vida. Ha sido precisamente la música de Webern, su Opus 24 Concerto el que le ha decidido a seguir su camino como compositor, por eso lo que en un momento crucial de la entrevista le dice Webern, le choca y le impresiona doblemente. Severo, con una mirada brillante que los cristales de sus gafas transforman en dos puntos de luz, el maestro le dice: “Wagner. No tienes otra elección. Vuelve al punto donde todo terminó y comienza a partir de allí. No tienes más remedio.” Gorka König nunca olvidará estas palabras de su maestro.

La novela de Shayj Abdalqadir nos conduce a continuación por la historia del siglo XX europeo, la segunda guerra mundial, y la posguerra; hasta los años setenta cuando Gorka Konig, después de una vida en la que ha cosechado los mayores éxitos como compositor de música, se retira y desaparece junto con su mujer sin dejar rastro. Esta vida constituye la primera parte de la novela, Gorka König: su vida, a la que siguen siete capítulos más: Las diez sinfonías, El mundo de ideas de Gorka König, El mundo musical de Gorka Kónig, Una entrevista con Frida Ludendorff, La décima de König, La decisión de König. Todo ello ocupa un buen número de páginas, de las que sólo daremos los hitos principales.

Nos detendremos sobre todo en el mundo de las ideas de König y en su mundo musical.

De acuerdo con el consejo de su maestro Webern, König parte de Wagner. König recupera la concepción wagneriana de la música como medio para explorar la psique humana y, por lo tanto, su política, planteando las cuestiones profundas metafísicas que de acuerdo con Nietzsche son la raíz de toda psique y de toda concepción y práctica políticas. En este sentido, considera central el personaje de Brünnhilde. Su demostración de que hay una voluntad de poder superior a la voluntad de poder conseguida por la posesión del Anillo, y esta es el deseo generoso –nacido del amor entre el hombre y la mujer- de restaurar el equilibrio básico del mundo, mediante la destrucción de la arena fantasiosa de la política de dominación; la Valhala, la injusta esclavización de la gente y sobre todo la eliminación de la minoría que controla el poder. La devolución del Anillo al Río, a su armonía primigenia.

Años más tarde, cuando es ya un compositor famoso y popular, una visita a Ezra Pound en el sanatorio donde le tenían encerrado le hace comprender la naturaleza esencial de la política de dominación y también las causas ocultas de la guerra que le ha tocado vivir. Las explicaciones brillantes de Pound apuntan en una sola dirección: la cuestión principal es la naturaleza criminal de sistema monetario.

Finalmente es importante en la formación del ideario de König la enseñanza de Webern mismo y de su música. Comprende que Webern levanta un puente entre la nueva música dodecafónica y la tradición anterior de la música alemana, es decir, Bach y su espiritualidad. Las meditaciones musicales de Webern ofrecían un camino para ascender a las realidades metafísicas del Tiempo y el Ser. La nueva libertad dodecafónica no rompía con la tradición goethiana del diálogo entre arte e idea, sino que abría el camino hacia una posibilidad de síntesis.

El mundo musical con el que König desarrolla y da vida a sus ideas, son diez composiciones sinfónicas que Shayj Abdalqadir describe en cada una de sus partituras con una brillantez técnica que sólo puede ser debidamente entendida por un músico.

La primera composición de madurez y de libertad completa de Kónig, una vez que ha asimilado en la composición de sus piezas anteriores, tanto la tradición musical desde Bach a Wagner, como la obra dodecafónica de Webern, es La Sexta Sinfonía, de 1964. De hecho, esto es lo que impresiona a la audiencia. Una expresión musical moderna y ansiosa, en el estilo distante y sereno y a la vez exaltado tan característico de la música Barroca. Es además una sinfonía coral que consiste en el famoso Canto XIV sobre la Usura y el canto LI de los Cantos pisanos de Ezra Pound y la llamada del poeta norteamericano al sentido común: que era necesaria la abolición de la usura y el retorno al oro y la plata como moneda de cambio. Que una moneda sana era la base de una sociedad sana. Que la dialéctica de izquierdas y derechas era falsa. Que las estructuras políticas estaban separadas del poder monetario. Que la democracia, lejos de ser un instrumento para la libertad era un instrumento de control en manos de manos de unas estructuras financieras supranacionales.

Esta Sinfonía que alcanzó un éxito completo musical por el nuevo camino de síntesis que ofrecía a la música, constituyó sin embargo un motivo de frustración para König, pues aunque convenció musicalmente fue incapaz de conmover al público con el mensaje de su habla.

La Séptima, 1966, y Octava Sinfonía, 1970, son consideradas como pura música, no hay texto coral que explique su significado. Si concretamente en la Séptima la música de König habla de la agonía del hombre contemporáneo luchando por liberarse de las oscuras fuerzas monetaristas, este contenido es recibido en términos de musicalidad, tono, armonía, partitura.

La Novena Sinfonía, 1973, se titula “Sinfonía Alemana”. Desde el punto de vista arquitectónico es la obra más vasta de Kònig. La intención del autor es una presentación de la música alemana desde Bach hasta Wagner oída a través del medio de su propio sonoridad, el sonido König. El milagro de la obra es que en ningún momento aparece como “pastiche” de ninguno de los estilos revisados en la sinfonía. No es pseudo-Bach, ni pseudo-Mozart. La voz de König unifica y eleva la obra de modo que aparece como su visión y valoración propias de la música alemana. Es tanto una investigación y una búsqueda como un homenaje, como si König tratara, a través de sus abruptas transiciones de tono, de sus diferentes patrones de armonías, o del modo en que disecciona el sonido wagneriano, de llegar a un último acorde, patrón armónico o curva rítmica que pudiera codificar el espíritu alemán.

El cuarto movimiento es Bethoven. La tesis de König es que ya que Beethoven rechazó el mito de la crucifixión-redención cristiano, lo que le corresponde a su Missa Solemnis es un texto que esté de acuerdo con la forma revolucionaria de la música. König selecciona en consecuencia textos La voluntad de poder de Nietzche. La fuerza de las palabras de este texto en estilo Beethoviano es devastadora. El tenor inicia el canto con la declaración “La vida es sólo un MEDIO para algo – es la expresión del crecimiento del poder (VP706). Luego el Sanctus glorioso afirma: “Valor es el quantum de poder más alto que el hombre es capaz de incorporar –el hombre, no la humanidad. La humanidad es más un medio que un fin. Es una cuestión de resultados. La humanidad es simplemente material de experimentación, un tremendo excedente de fracasos-un campo de ruinas” (VP713).

El finale de la sinfonía es extraordinario después de la tumultuosa energía de la celebración exultante del Übermensch. Es curativa y serena. Está hecho de la afirmación wagneriana del don que hace la mujer al hombre, el idilio de Sigfrido, los pasajes meditativos entre Brünnhilde y Wotan, la savia de Los maestros cantores.

La Décima sinfonía. Si la Novena es un monumento al pasado, la Décima es un mensaje para el futuro. No es sin embargo una sinfonía coral en el sentido de la Novena. En la Décima el texto es cantado por el coro y los solistas de una manera que las voces humanas funcionan como parte de la orquesta. La obra es una descripción del yo humano en su búsqueda de conocimiento de sí mismo y de la existencia y de las etapas de su camino. El texto está tomado de los Diálogos con Nietzsche del padre del compositor Johann König. A pesar de su título, la tesis no es nietzscheana, sino un intento de presentar una visión post-nitzscheana para el mundo moderno como ha quedado después de la destrucción de Alemania por los internacionalistas. Emplea el difícil vocabulario del cuestionar ontológico. Está dividido en cuatro secciones. La primera sección describe al ser humano arrojado a la existencia, puesto en inmediata confrontación consigo mismo sin ningún conocimiento, salvo algunos brillos de falsa información. El hombre se pierde en el mundo tal y como es, sumergido y arrollado hasta el punto de que la conciencia de sí mismo se transforma en un sentimiento de ser absorbido por los Ellos, de estar en peligro de transformarse en Nada, o en No-cosa. Este es el tema de la segunda sección. Se siente la pérdida, la crisis, la curiosidad y trivialidad primeras se transforman en una necesidad urgente y desesperada de enfrentarse a la propia muerte. En la tercera sección, el ser humano llega a aceptar su finitud y mortalidad y al hacerlo se siente revitalizado por una experiencia del presente y del Ahora llena de significado. El fruto de esto es la cuarta sección, un momento de visión clara, de Luz, y con la luz una alegría consciente.

Las cuatro secciones son interpretadas sin interrupción. La orquestación es simétrica como la de Bach y no hay curva o deriva de sonido, sino más bien un ataque violento de la música totalmente estructurado cuya sonoridad impacta por impredecible y por la ausencia de un centro tonal fijo.

En el capítulo anteúltimo de su novela, La décima de Kónig, Shayj Abdalqadir nos dice sobre esta última composición de su música:

König se dio cuenta que la reducción de la música a sus elementos esenciales realizada por Webern era el punto de partida para una nueva música. También vio en ello el peligro de caer en la trampa de matematizar la música más allá de su capacidad de expresar la emoción profunda y los conceptos. König se mantuvo dentro de los límites de la tradición sinfónica en sus primeras cuatro obras. Así ganó tiempo para contemplar lo que implicaba un sonido post-Brahamsiano y lo poco relevante que era para expresar la condición moderna, y también para ver la trampa de un modernismo fascinado por la tecnología que podía reducir la expresión musical al mero arte de emitir señales. La música concreta y la música electrónica y computerizada eran precisamente eso. Para él el futuro de la música dependía sólo de la utilización de su propia sintaxis establecida, o del desarrollo de esta. Y siguiendo esta dirección, cuando llegó a la composición de La Décima si bien estaba firmemente establecido en la técnica post-dodecafónica de Webern, fue capaz a la vez de encontrar una nueva expresión que daba cabida tanto a la reflexión filosófica profunda como al material emocional que su vida y su época habían generado en él.
Su Décima, concluye el Shayj, llama a la juventud de la nueva sociedad a enfrentarse a su insondable profundidad no apartándose de ella con pesimismo budista sino a través de un viaje estructurado interior que mire sin temor al oscuro vórtice del yo y a su frágil impotencia en medio de los espacios cósmicos; y entonces se arroje contra las rocas no de sus temores sino de la completamente indiferente fuerza total y voluntad de poder del Ser mismo que no hace contratos ni acepta asociados. Una vez aniquilado a sí mismo y a la misma aniquilación, comienza otro viaje, esta vez de la no-existencia a la existencia, ahora vestido con un ropaje de honor, afirmándose no a sí mismo, aunque ha llegado hasta la morada más íntima de su propio secreto, sino afirmando al Ser mismo de cuya plenitud fluye la miríada de objetos, sin ser como el Ser o producidos por el Ser, o disminuyendo al Ser.

Con estas líneas de Shayj Abdalqadir sobre La décima sinfonía de Gorka König, ponemos punto final a nuestra incompleta exposición de su profundo pensamiento sobre la música de Europa, mientras aún resuenan en nuestros oídos el canto de las hijas del Rin, jugando en sus aguas: “¡Weia! ¡Waga! Onda, tú ola, ondula a la cuna! ¡Wagala wia! ¡Wallala wiala weia!”

http://www.cislamica.org/lacomunidad/historia/musicasaq.html

The Saints Are Coming

Zum 30jährigen der Skids ein Tribut von Von Thronstahl: "The saints are coming"  

Erste Weltkrieg - Deutsches Reich, Österreich-Ungarn, Türkisches Reich

 

Carteles de propaganda de la I Guerra Mundial.

 Fuente:

http://tarihvemedeniyet.org/2009/08/1-dunya-savasinda-turk-alman-propanda-afisleri

 

Sati' al-Husri

“Podemos decir que el sistema hacia el que debemos dirigir nuestras esperanzas y aspiraciones es el sistema fascista”

citado en The Making of an Arab Nationalist: Ottomanism and Arabism in the Life and Thought of Sati’ al-Husri, p. 127 (Princeton: Princeton University Press, 1971) de William L. Cleveland

 

Sati Al Husri y el nacionalismo árabe total y objetivo

El nacionalismo de Sati Al Husri, es el típico nacionalismo moderno, que pretende afirmar la existencia de una nación basado en la existencia de una historia, lengua y territorio comunes. Territorio no en cuanto medio natural homogéneo como lo planteó Sa’adeh, sino como el territorio habitado por un pueblo que comparte la misma lengua, y que ha tenido una experiencia histórica similar. Desde este punto de vista, se empeñó en criticar a los teóricos del nacionalismo local, tales como Taha Husayn y Antón Sa’adeh, criticando al primero la fantasía de pretender crear una nación a partir de la pureza del linaje sanguíneo, y al segundo, la falsedad de considerar un medio ambiente homogéneo como elemento constitutivo de las naciones.

Así, los principales elementos constitutivos de la nación árabe para Al Husri, serán la lengua y la historia, los cuales son para él, objetivos. “Uno de los factores más importantes de los que llevan a creer en la unidad de origen y sentir el parentesco, en los pueblos, es la unidad de la lengua y la comunidad de historia”. Para Sati Al Husri, la lengua es el principal elemento distintivo de la nación, es la vida de ésta, en cuanto medio de entendimiento e instrumento de pensamiento, es el principal vehículo por el cual se transmiten ideas y sentimientos de padres a hijos, de una generación a otra, y en ese sentido es lo que mantiene viva a la nación, por ser la principal ligadura entre sus miembros. “La historia es como el sentimiento y la memoria de la nación. Cada nación se siente a sí misma y reconoce su personalidad mediante su propia historia. Se puede decir que los recuerdos históricos aproximan a las almas y hacen sentir que entre ellas exista una especie de parentesco espiritual”. Así, la historia es creadora de voluntad y conciencia, crea un imaginario nacional que da sentido de comunidad, voluntad de vivir juntos. De esta forma, la lengua como instrumento de ligadura en cuanto a comunicación, y la historia como elemento de comunión de afectos, se constituyen, la primera, en la vida de la nación, y la segunda en su espíritu. Para Al Husri, ambos elementos se encuentran entre los árabes, lo que los hace ser objetivamente una sola nación. En cuanto a la lengua, no hay deber que cumplir más que conservarla para no perder la vida de la nación árabe. Sin embargo, respecto de la historia, plantea el deber de rescribirla, puesto que lo que, según él en su época tenía a los árabes desprovistos de sentimiento nacional era la visión de una propia historia menospreciada, lo que era acentuado por el poder colonial; “se ve que las ideas predominantes y dominadoras pretenden, antes que nada, combatir la historia de la nación dominada y despliegan todos los esfuerzos posibles para expulsarla de sus mentes”. Debido a esto, plantea la necesidad de rescatar las glorias del pasado de los árabes, con lo que plantea: “El primer deber que hay que cumplir para reforzar la fe nacional es escribir de forma nueva nuestra historia, con una mentalidad occidental y tendencia nacionalista”.

A partir de esto, podemos ver que, la reacción de Sati Al Husri frente a la colonización es, por un lado, de rechazo a la  dominación y reafirmación de la propia identidad, pero por otro, para reafirmar esta identidad, adopta los conceptos importados por el colonialismo, y admira la forma en que estos pueblos escribieron sus historias, lo que los hizo naciones fuertes.

Por último, el nacionalismo árabe unitario de Sati Al Husri, no va en detrimento de la existencia de particularismos regionales o locales, sino que los considera como un complemento que enriquece la diversidad de la nación árabe, pero que sin embargo, deben ir unidos a un referente político y cultural mayor, cual es, árabe. Esto es patente en una respuesta de Al Husri a Taha Husayn a propósito de su faraonismo, donde dice: “¿Es que la unidad árabe les exige a los egipcios que renuncien a su egipcianismo? No vacilo en responder negativamente a esa pregunta. Porque creo que el llamar a los egipcios a unirse con los demás países árabes no contiene – bajo ningún aspecto – una urgencia a que renuncien a su egipcianismo, ni les exige – oculta o claramente – que renuncien a él, si no que añadan a su sentimiento egipcio particular un sentimiento árabe general y que actúen por el arabismo al lado de lo que hacen por lo egipcio”



AL HUSRI, Sati. Constitutivos Esenciales del Nacionalismo. En RUIZ BRAVO, Carmen. Op.cit. p. 246

Ibidem.

Ibid. pp. 246-247

AL HUSRI, Sati. Consideraciones sobre la historia de la nación árabe. En RUIZ BRAVO, Carmen. Op.cit. p. 436

AL HUSRI, Sati. Egipto y el arabismo. Carta abierta al doctor Taha Husayn. En RUIZ BRAVO, Carmen. Op.cit. p. 262

Fuente http://www.estudiosarabes.uchile.cl/diplomados/arabes_islam_era%20global/III%20unidad/archivos/la%20cuestion%20nacional%20arabe_kamal%20cumsille.doc

Abd El Krim El Jatabi. La lucha por la independencia

 El caudillo rifeño Abd El Krim, que libró una cruenta guerra colonial contra España y Francia en los años 20 del siglo XX, luchó contra los españoles "forzado por las circunstancias", según la historiadora María Rosa de Madariaga, que acaba de publicar un libro sobre el personaje.

En entrevista con Efe, Madariaga, que presenta hoy en la Casa Árabe su libro "Abd El Krim El Jatabi. La lucha por la independencia", afirmó que el líder rifeño quería "una colaboración con España, pero no una ocupación militar", como la que se estaba llevando a cabo en el entonces Protectorado español de Marruecos, que se extendía por la parte septentrional de dicho país.

De hecho, sostiene la autora, Abd El Krim "estaba muy bien considerado y era muy apreciado por sus superiores" en los años en que colaboró directamente con la administración española, previos al conocido como "Desastre de Annual" (1921), cuando las cabilas rifeñas diezmaron a buena parte de las fuerzas coloniales españolas, lo que causó una conmoción sin precedentes en España.

La lucha de Abd El Krim concluye en 1926 tras el desembarco hispano-francés en la bahía de Alhucemas, tras el que fue hecho prisionero por los franceses y confinado en la isla de la Reunión, donde permaneció hasta 1947, cuando se exilió en El Cairo.

El caudillo rifeño era un hombre "muy inteligente, amante del progreso", afirma Madariaga, quien es arabista y doctora en Historia por la Universidad de París I, y ha sido durante muchos años funcionaria de la UNESCO.

En este sentido, Madariaga destaca que, en principio, Abd El Krim no se oponía a la presencia colonial española, entendida como un factor de modernización muy necesario para sacar al Rif, y a Marruecos en general, del atraso.

Sin embargo, precisa la historiadora, los términos se invirtieron en Marruecos, donde la colaboración con España que tanto deseaba Abd El Krim dio paso "a una ocupación militar", en la que la población autóctona resultó claramente desfavorecida.

"Abd El Krim tenía amigos incluso entre los militares españoles; lo que no le gustaba era la actitud de ciertos cuadros que miraban con desprecio a los marroquíes", dijo Madariaga.

En relación con Francia, la otra potencia que se repartía con España el dominio del territorio de Marruecos, la historiadora señaló que el líder rifeño "tenía sentimientos encontrados: por un lado admiraba el país de la Revolución, de la libertad, la igualdad y la fraternidad; pero, por otra parte, se oponía a la Francia colonial."

"Abd El Krim fue el primer sorprendido por el desastre de Annual", apunta Madariaga, quien subraya que, contra lo que se ha indicado en algunas ocasiones, "no era un separatista rifeño", sino que veía en el movimiento nacionalista armado del Rif "el primer paso hacia la independencia de todo Marruecos y, por extensión, del Magreb, con la implicación de Argelia y Túnez".

Esta lucha se dirigía contra el colonialismo, muy particularmente contra el colonialismo francés, del que -según sostiene Madariaga- el propio sultán de Marruecos llegó a ser "un rehén", dado que incluso en cierto momento se opuso a las pretensiones independentistas de Abd El Krim.

De hecho, según reconoce Madariaga, las relaciones entre Abd El Krim y el Sultán de Marruecos (quien luego con la independencia sería el rey Mohamed V, abuelo del actual monarca Mohamed VI) "no siempre fueron excelentes. Hubo sus más y sus menos y, sobre todo, había muy malas relaciones con el partido nacionalista Istiqlal", que pretendía ser el motor del independentismo marroquí.

Madariaga afirma que tras la independencia de Marruecos, en 1956, Abd El Krim, quien desde 1947 vivía exiliado en El Cairo, no quiso regresar a su país, pues consideraba que el monarca "había pasado de ser un rehén de los franceses a ser un rehén del Istiqlal".

Hoy en día, destaca Madariaga, "han mejorado las relaciones" entre el Rif y el círculo de poder en Rabat (lo que en árabe se conoce como el "Majzén") y, de hecho, el actual monarca alauí Mohamed VI ha expresado su preocupación por las provincias del norte.

En la actualidad, "en Marruecos está perfectamente asumido hoy en día el papel que Abd El Krim desempeñó para la consecución de la independencia", manifestó Madariaga.

Nuevo Manifiesto de Hezbollah: Queremos un Líbano Fuerte y Unido

01/12/2009 El secretario general de Hezbollah, Sayyed Hassan Nasrallah, anunció el lunes el nuevo documento político de la Resistencia que fue aprobado durante la Conferencia General del partido, que ha durado meses. 
 
Sayyed Nasrallah celebró una conferencia de prensa a través de una pantalla gigante en el Salón de Al Yinan, junto a la carretera del aeropuerto para dar a conocer el nuevo documento político. A la conferencia de prensa asistieron algunos prominentes periodistas libaneses, árabes e internacionales, así como varios líderes de Hezbollah y figuras políticas. 
 
Su Eminencia comenzó su conferencia señalando que el nuevo documento de Hezbollah busca definir la visión política del partido e incluye sus enfoques, posturas y aspiraciones. “El documento político es también el resultado de los sacrificios que hemos experimentado,” añadió Su Eminencia.  
 
“En un tiempo excepcional lleno de transformaciones ya no es posible hacer frente a los cambios sin advertir la especial posición que ha alcanzado nuestra Resistencia. Debemos abordar estas transformaciones a través de dos vías: la primera es la Resistencia, que consigue victorias políticas y militares y expande su actividad. La segunda analiza la estrategia de dominio y hegemonía de Israel y EEUU, que está sufriendo derrotas militares que les incapacitan para manejar y dirigir el curso de los acontecimientos. 
 
“Lo que refuerza la crisis del sistema hegemónico internacional son los actuales colapsos en los mercados financieros y la entrada de la economía estadounidense en una situación de crisis. Así pues, es posible decir que estamos en medio de una transformación histórica que apunta a la retirada del escenario de EEUU como poder dominante y a la desaparición de la entidad sionista.” 
 
“Los movimientos de resistencia están en el corazón de las transformaciones internacionales y emergen como un factor estratégico después de desempeñar un papel central en la producción de tales transformaciones en nuestra región,” dijo Sayyed Nasrallah, que añadió que la Resistencia en Líbano fue la primera en luchar contra la ocupación y percibió desde el principio que alcanzaría la victoria al final. “A través de su largo camino y sus victorias, el proyecto de la Resistencia ha crecido para pasar de ser un poder liberador a convertirse en un factor de equilibrio y de ser un poder combatiente a transformarse en otro de defensa y disuasión. A esto hay que añadir su papel político interno en la construcción de un estado justo y capaz. La Resistencia en Líbano ha evolucionado y ha pasado de ser un valor nacional a convertirse en un valor árabe e islámico primero y un valor internacional después, que ha enseñado lecciones valiosas a todo el mundo.” 
 
“Hezbollah no subestima el tamaño de los desafíos y amenazas actuales o las dificultades que conlleva el camino de la resistencia. Sin embargo, Hezbollah tiene ahora opciones más claras y más confianza en su gente. En este contexto, Hezbollah ha definido los principales titulares que dibujan el marco político e intelectual de su visión y sus posturas con respecto a los desafíos actuales,” dijo el secretario general de Hezbollah, concluyendo la lectura de la Introducción del manifiesto. 
 
CAPÍTULO UNO – DOMINACIÓN Y HEGEMONÍA 
 
Tras la Segunda Guerra Mundial, EEUU se convirtió en el centro de la polaridad en el mundo, aprovechándose de sus logros en varios campos del conocimiento, incluyendo la educación, la ciencia y la tecnología, en base a su sistema económico que sólo ve el mundo como mercados que tienen que regirse por los propios criterios norteamericanos. Lo más peligroso de la hegemonía estadounidense es que ellos se consideran los amos del mundo y, de este modo, la estrategia de expansión occidental se convirtió en ilimitada. 
 
La globalización alcanzó su aspecto más peligroso cuando se convirtió en militar y estuvo liderada por aquellos que siguen el plan occidental de dominación. Esta estrategia militar se reflejó en Oriente Medio en  países como Afganistán, Iraq, Palestina y Líbano. Este complot alcanzó su culminación con la toma del poder de los neoconservadores durante la Administración de George W. Bush y su proyecto pasó a ser ejecutado después de que él jurara el cargo. No es raro ni sorprendente que el programa de los neocon estuviera dirigido a la reconstrucción de las capacidades estadounidenses y reflejara una visión estratégica sobre la seguridad nacional de EEUU en la que el reforzamiento de la capacidad militar no sólo iba enfocado hacia la disuasión sino también hacia la acción e intervención. 
 
Tras los atentados del 11 de Septiembre, la Administración Bush vio que la oportunidad era propicia para expandir la influencia de EEUU bajo el eslogan de la guerra universal contra el terrorismo. Fueron realizados muchos intentos, considerados exitosos en un principio, para militarizar las relaciones entre EEUU y otros países y para tener un monopolio en la toma de decisiones estratégicas. Se puso rápidamente fin a la guerra en Afganistán para tener la máxima cantidad de tiempo para el paso siguiente, que era la invasión y toma de control de Iraq y el lanzamiento de su proyecto de un “nuevo Oriente Medio.” Además, la Administración Bush buscó establecer una equiparación entre el terrorismo y la Resistencia con el fin de eliminar la legitimidad de esta última y justificar así guerras contra los movimientos de resistencia, que buscan ejercer el derecho fundamental de las naciones a vivir con dignidad y preservar la soberanía nacional. 
 
La Administración Bush se otorgó el derecho absoluto a lanzar guerras destructivas que no diferenciaban entre seres humanos. Estas “guerras contra el terrorismo” de EEUU han costado a la humanidad millones de vidas y han causado una destrucción global. En resumen, la Administración Bush transformó a EEUU en un peligro que amenaza a todo el mundo. 
 
El terrorismo se ha convertido así en un pretexto estadounidense para lograr la hegemonía a través de muchos instrumentos tales como las persecuciones, las detenciones arbitrarias, los juicios injustos, los arrestos sin juicio, como hemos visto en Guantánamo, así como la injerencia directa en la soberanía de otros países y estados y la imposición de sanciones contra diversas naciones. El terrorismo norteamericano es la raíz de todo el terrorismo que existe en el mundo. 
 
El fracaso y declive de la estrategia norteamericana no significa que EEUU vaya a abandonar fácilmente sus injerencias, sino que es seguro hará un esfuerzo para proteger sus intereses estratégicos. Ciertamente, si todo el mundo sufre en mayor o menor medida la hegemonía de EEUU, las naciones árabes e islámicas parecen sufrir incluso más por muchas consideraciones que tienen que ver con la historia, la geografía, la civilización y la cultura. El mundo árabe e islámico ha estado siempre sometido a salvajes guerras de agresión interminables. Sin embargo, el paso más peligroso fue dado con la creación de la entidad sionista. El objetivo central de la hegemonía norteamericana reside en el dominio de las diferentes naciones desde el punto de vista político, económico, cultural y en todos los aspectos. Para lograr este objetivo, Washington ha recurrido a diferentes políticas y estrategias que incluyen el proveer a la entidad sionista con unas garantías de estabilidad y la creación de sedición y divisiones en la región, especialmente de tipo religioso y sectario. 
 
La arrogancia estadounidense no ha dejado a nuestra nación y nuestro pueblo otra opción que la resistencia, al menos si se desea una vida mejor y un futuro humanitario, que esté regido por unas relaciones de hermandad, solidaridad y diversidad dentro de un mundo en paz y armonía. 
 
CAPÍTULO DOS - LÍBANO 
  
CAPÍTULO DOS, SECCIÓN UNA – LA PATRIA 
 
Líbano es nuestra patria y la patria de nuestros padres y antepasados. Es también la patria de nuestros hijos, nietos y las próximas generaciones. Es el país al que hemos ofrecido nuestros más preciosos sacrificios por su soberanía y orgullo, dignidad y liberación. 
 
Queremos que Líbano sea para todos los libaneses y queremos que esté unificado. Rechazamos cualquier tipo de segregación o federalismo, ya sea explícito o disfrazado. Queremos que Líbano sea soberano, libre, independiente, fuerte y capaz. Queremos también que sea un actor fuerte, activo y presente en la geopolítica de la región. Asimismo, queremos que sea un contribuyente fundamental en lo que se refiere a diseñar el presente y el futuro. 
 
Para concluir, debe mencionarse que una de las condiciones más importantes para el establecimiento de una patria de este tipo es la de tener un estado justo, un estado que sea capaz y fuerte, así como un sistema político que represente verdaderamente la voluntad del pueblo y sus aspiraciones de justicia, libertad, seguridad, bienestar y dignidad. Esto es todo lo que los libaneses quieren y trabajan para conseguir y nosotros somos parte de ellos. 
 
CAPÍTULO DOS, SECCIÓN DOS – LA RESISTENCIA 
 
Israel representa una eterna amenaza para Líbano -el Estado y la entidad- y un peligro real para el país en términos de sus ambiciones históricas de tierra y agua y también dado que Líbano está considerado como un modelo de coexistencia basado en una fórmula única que contradice la idea del estado racista que se expresa a sí mismo en la entidad sionista. Además, la presencia de Líbano en las fronteras de la Palestina ocupada le obligó a asumir responsabilidades nacionales y panárabes. 
 
La amenaza israelí a este país comenzó desde la creación de la entidad sionista en la tierra de Palestina, una entidad que no dudó en dar a conocer sus ambiciones de ocupar una parte de Líbano y apropiarse de su riqueza, en particular de su agua. De este modo, buscó lograr tales ambiciones de forma gradual. Esta entidad inició su agresión contra Líbano desde 1948 hasta hoy y desde la frontera hasta la profundidad del país. Hay que recordar aquí desde la masacre de Hula en 1949 hasta la agresión contra el Aeropuerto Internacional de Beirut en 1968, incluyendo largos años de ataques en las áreas fronterizas del país en contra de su tierra, su población y sus recursos naturales, como preludio a su apropiación directa de la tierra por medio de repetidas invasiones, incluyendo la de Marzo de 1978, que llevó a la ocupación del área fronteriza, y la de 1982 que supuso la ocupación de todo el país.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       
Todo esto tuvo lugar con el pleno apoyo de EEUU, la ignorancia, hasta alcanzar el nivel de complicidad, de la así llamada comunidad internacional y sus instituciones y en medio de un sospechoso silencio oficial árabe. Cabe señalar también que las autoridades libanesas de aquel tiempo dejaron a la tierra y el país sometidos a la ocupación israelí sin asumir sus responsabilidades y obligaciones nacionales. 
 
En medio de esta gran tragedia nacional, los libaneses que eran leales a su patria no tuvieron más elección que ejercer su derecho y llevar a cabo su deber nacional, moral y religioso de defender su tierra. De este modo, su elección fue el lanzamiento de una resistencia popular armada para hacer frente al peligro y la permanente agresión sionistas. 
 
En tales difíciles circunstancias, el proceso de recuperar la nación a través de la resistencia armada comenzó, allanando el camino para la liberación del territorio y arrebatando el proceso de decisión política de manos de los ocupantes israelíes, como preludio a la restauración del Estado y la construcción de sus instituciones constitucionales. 
 
La Resistencia alcanzó todos estos objetivos a través de la Liberación de 2000 y la histórica victoria de Julio de 2006, presentando a todo el mundo una auténtica experiencia en la defensa de la patria, una experiencia que se convirtió en una escuela de la que las naciones se benefician para defender su territorio, proteger su independencia y mantener su soberanía. 
 
Este logro nacional fue hecho realidad gracias al apoyo de una nación leal y un ejército nacional, que frustró los objetivos del enemigo y le llevó a una histórica derrota. Por su parte, la Resistencia celebró, junto con sus combatientes y mártires y toda la nación y el ejército de Líbano la gran victoria que allanó el camino para una nueva fase en la región. De este modo, la Resistencia jugó un papel crucial en la creación de una disuasión frente al enemigo, la protección de la soberanía e independencia del país, la defensa de su pueblo y la liberación del territorio ocupado. 
 
El papel de la Resistencia es una necesidad nacional mientras las amenazas y ambiciones israelíes continúen. Así pues y en ausencia de un equilibrio estratégico entre el Estado libanés y el enemigo, la amenaza israelí obliga a Líbano a adoptar una estrategia defensiva que depende de una resistencia popular que participe en la defensa del país y de un ejército que preserve la seguridad del mismo, en un esfuerzo complementario que ha demostrado tener éxito en la fase anterior. 
 
Esta fórmula, desarrollada desde dentro de la estrategia defensiva, constituye un paraguas de protección para Líbano, especialmente después del fracaso de distintas opciones basadas en otros “paraguas”, ya sean internacionales o árabes, o en las negociaciones con el enemigo. La adopción del camino de la Resistencia en Líbano logró liberar la tierra, restaurar las instituciones del Estado y proteger la soberanía. Después de eso, los libaneses están determinados a salvaguardar y mantener este modelo porque el peligro israelí amenaza a Líbano en todos sus componentes, lo que requiere la participación libanesa más amplia posible en lo que se refiere a la asunción de las responsabilidades de defensa.  
 
Finalmente, el éxito de la experiencia de la Resistencia en la lucha contra el enemigo y el fracaso de todos los complots y planes para eliminar el movimiento de resistencia, aislarlo o incluso desarmarlo, unidos a la continuación de la amenaza israelí contra Líbano, obliga a la Resistencia a hacer todo lo que esté en su mano para reforzar sus capacidades y consolidar su fuerza con el fin de asumir sus responsabilidades nacionales y liberar el territorio que queda bajo ocupación israelí -las Granjas de Shebaa, las Colinas de Kfarshuba y la localidad libanesa de Gayar-, así como lograr la liberación de todos los detenidos, conocer el paradero de los desaparecidos y recuperar los cuerpos de los mártires. 
 
CAPÍTULO DOS, SECCIÓN TRES- EL ESTADO Y EL SISTEMA POLÍTICO 
 
El principal problema en el sistema político libanés, que impide su reforma, desarrollo y constante puesta al día es el sectarismo político. 
 
El hecho de que el sistema político libanés fuera establecido sobre una base sectaria constituye en sí mismo una fuerte restricción a los logros de la auténtica democracia, en los que una mayoría electa pueda gobernar y una minoría pueda ejercer la oposición, abriendo la puerta a una auténtica alternancia en el poder entre la coalición pro-gubernamental y la oposición. De este modo, la abolición del sectarismo es la condición básica para la implementación de la regla de la mayoría y la minoría. 
 
Sin embargo y hasta que los libaneses puedan alcanzar a través de su diálogo nacional este sensible e histórico logro, que es la abolición del sectarismo político, y dado que el sistema político libanés descansa sobre unas bases de tipo sectario, la democracia consensual continuará siendo la base fundamental de gobierno en Líbano porque ella plasma el espíritu de la Constitución y la esencia de la convivencia recogida en la Carta. 
 
De aquí, cualquier enfoque sobre los temas nacionales basado en la ecuación de la mayoría y la minoría habrá de esperar a que se den las condiciones históricas y sociales que permitan el ejercicio de una democracia efectiva en la que el ciudadano tenga valor en sí mismo. Entretanto, los libaneses vivirán juntos en dignidad y con iguales derechos y obligaciones, lo que requiere una cooperación constructiva con el fin de consolidar el principio de la auténtica asociación, que constituye la fórmula más apropiada para proteger la diversidad y estabilidad tras una era de inestabilidad causada por las diferentes políticas basadas en la tendencia hacia el monopolio del poder y la exclusión.  
La democracia consensual constituye una fórmula apropiada para garantizar la auténtica asociación y contribuye a abrir las puertas para que todo el mundo participe en la fase de construcción del estado garante. 
 
Nuestra visión del Estado que queremos construir juntos en Líbano está representado por un Estado que preserve las libertades públicas; un Estado que busque la unidad nacional; un Estado que proteja la tierra, al pueblo y la soberanía del país; un Estado que tenga un ejército nacional, fuerte y preparado; un Estado que esté estructurado sobre la base de instituciones modernas, efectivas y que promuevan la cooperación, un Estado que esté comprometido con la aplicación de las leyes a todos los ciudadanos sin distinción; un Estado que garantice una representación parlamentaria correcta y justa en base a una moderna ley electoral que permita a los votantes escoger sus representantes sin verse afectados por presiones; un Estado que dependa de personas cualificadas con independencia de cuáles sean sus creencias religiosas y que establezca mecanismos para la lucha contra la corrupción en la Administración; un Estado que disponga de un Poder Judicial independiente y no politizado; un Estado cuya economía promueva los sectores productivos y trabaje para fortalecerlos, en especial la agricultura y la industria; un Estado que aplique el principio de desarrollo equilibrado entre todas las regiones; un Estado que cuide a sus ciudadanos y les suministre los servicios adecuados; un Estado que se ocupe de la joven generación y ayude a los jóvenes a desarrollar sus energías y talentos; un Estado que trabaje para consolidar el papel de las mujeres en todos los niveles; un Estado que se ocupe de la educación y trabaje para mejorar las escuelas y universidades oficiales y aplique el principio de la escolaridad obligatoria; un Estado que adopte un sistema descentralizado; un Estado que trabaje duro para frenar la emigración y un Estado que cuide a sus ciudadanos en todo el mundo y les proteja y se beneficie de sus conocimientos y posiciones para servir a la causa nacional. 
 
El establecimiento de un Estado basado en estas especificaciones y requisitos es un objetivo para nosotros del mismo modo que para todo libanés honesto y sincero. En Hezbollah realizaremos todos los esfuerzos posibles, en cooperación con las fuerzas políticas y sociales, para lograr este noble objetivo nacional.
 
CAPÍTULO DOS, SECCIÓN CUATRO – LAS RELACIONES PALESTINO-LIBANESAS 
 
Una de las trágicas consecuencias del surgimiento de la entidad sionista en la tierra de Palestina y el desplazamiento de sus habitantes es el problema de los refugiados palestinos que se trasladaron a Líbano para vivir temporalmente en esta tierra como invitados de sus compañeros libaneses hasta que puedan regresar a sus hogares, de los que fueron expulsados. 
 
La causa directa y originaria del sufrimiento de los libaneses y palestinos ha sido la ocupación israelí de Palestina y todas las tragedias y calamidades vinculadas a ella que se han producido en la región. Además, el sufrimiento de los refugiados palestinos en Líbano no ha estado limitado al dolor de la emigración forzada, sino también a las masacres y atrocidades israelíes, incluyendo lo que ocurrió en el campo de Nabatiyeh, que fue totalmente destruido. Los refugiados palestinos están privados de todos los derechos civiles y sociales ya que el gobierno libanés no ha asumido sus responsabilidades hacia ellos. 
 
Las autoridades libanesas están llamadas hoy en día a asumir sus responsabilidades y a construir las relaciones palestino-libanesas sobre unas bases justas, sólidas y legales que respeten la justicia y los derechos e intereses mutuos de ambas naciones. Resulta imperativo que las relaciones palestino-libanesas no continúen regidas por caprichos o el humor de cada momento ni por cálculos políticos, interacciones internas e intervenciones extranjeras. 
 
Creemos que para tener éxito en esta misión se requiere un diálogo directo palestino-libanés, un permiso para que los palestinos en Líbano acuerden el establecimiento de una referencia unida que los represente, la concesión a los refugiados palestinos sus derechos sociales y civiles, el compromiso con el derecho al retorno y el rechazo del reasentamiento.
 
CAPÍTULO DOS, SECCIÓN CINCO – LÍBANO Y LOS VÍNCULOS ÁRABES 
 
Líbano está comprometido con las justas causas árabes, entre las que destaca por encima de todo la causa palestina así como el conflicto con el enemigo israelí. Aún más, existe una clara necesidad de esfuerzos concertados dirigidos a superar los conflictos que dividen las filas árabes. 
 
La contraposición de estrategias y las diferencias de alianzas, a pesar de su seriedad e intensidad, no justifican la participación en proyectos foráneos que buscan sembrar la discordia e incitar al sectarismo. Esto lleva al agotamiento de la nación y, de este modo, sirve al enemigo sionista en la aplicación de sus planes y los de EEUU. 
 
La opción de la Resistencia constituye una vez más una necesidad central y un factor objetivo que refuerza la posición árabe y debilita al enemigo. En este contexto, Siria mantiene una actitud distintiva, y ha apoyado a los movimientos de resistencia en la región, ha permanecido junto a nosotros en las circunstancias más difíciles y ha buscado unir los esfuerzos árabes para asegurar los intereses árabes en la región. 
 
Así pues, queremos enfatizar la necesidad de promover unas distinguidas relaciones entre Líbano y Siria como una necesidad política y de seguridad, dictada por la voluntad de los dos países y los dos pueblos y por los imperativos de la geopolítica, los requerimientos de la estabilidad libanesa y los desafíos comunes. Hacemos también un llamamiento para poner fin al sentimiento negativo que obstaculizó los vínculos bilaterales en los pasados años y pedimos que estas relaciones vuelvan a la normalidad tan pronto como sea posible. 
 
CAPÍTULO DOS, SECCIÓN SEIS – LÍBANO Y LAS RELACIONES ISLÁMICAS 
 
La nación árabe e islámica está haciendo frente a desafíos que no deben ser subestimados. Ciertamente, los fabricados conflictos sectarios, especialmente entre sunníes y shiíes, están amenazando la cohesión de nuestras sociedades. Así pues y en lugar de ser vistas como una fuente de riqueza y diversidad, las diferencias de tipo sectario están siendo explotadas como factores de división e incitación. La situación que resulta de este mal planteamiento es también el objetivo buscado de algunas políticas occidentales y de EEUU en particular. 
 
Hezbollah enfatiza la necesidad de que los estados islámicos cooperen a a distintos niveles con el fin de ganar fuerza en la confrontación de estos planes hegemónicos. Esta cooperación sirve también para hacer frente a la invasión que sufre la comunidad en el terreno de la cultura y los medios de comunicación. Queremos animar también a los estados musulmanes para que aprovechen sus recursos para realizar un intercambio que les beneficie. 
 
En este contexto, Hezbollah considera a Irán un estado central en el mundo musulmán, ya que es el estado que derrocó mediante su revolución al régimen del Shah y los proyectos israelo-norteamericanos. Es también el país que ha apoyado a los movimientos de resistencia en la región y que ha permanecido con coraje y determinación al lado de las causas árabes e islámicas y especialmente la palestina. 
 
CAPÍTULO DOS, SECCIÓN SIETE – LÍBANO Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES 
 
Hezbollah considera que la hegemonía unilateral en el mundo destruye el equilibrio y la estabilidad mundial así como la paz y seguridad internacionales. El apoyo ilimitado de EEUU a Israel y su respaldo y cobertura a la ocupación israelí de las tierras árabes, unidos a la dominación estadounidense de las instituciones internacionales, la injerencia norteamericana en los asuntos de varios países y la adopción del principio de la guerra en diferentes lugares sitúan a la administración estadounidense en una posición de agresor y la convierten en responsable del caos producido en el sistema político internacional. 
 
El apoyo ilimitado de la administración estadounidense a Israel la convierte en un enemigo de nuestra nación y nuestros pueblos. 
 
CAPÍTULO TRES – PALESTINA Y LAS NEGOCIACIONES PARA UN COMPROMISO 
 
La historia del conflicto árabe-israelí demuestra que la lucha armada y la resistencia militar son el mejor método para poner fin a la ocupación. El método de las negociaciones ha mostrado que la entidad sionista se convierte en más arrogante y beligerante y que no tiene intención alguna de llegar a un acuerdo. La resistencia ha logrado una enorme victoria sobre la entidad sionista y ha suministrado protección a la patria y ha liberado su territorio. Esta función es una necesidad duradera dadas las amenazas y ambiciones expansionistas de Israel así como la falta de un gobierno fuerte en Líbano. La actual amenaza israelí obliga a la Resistencia a continuar reforzando su capacidad... con el fin de lograr la liberación del resto del territorio ocupado. 
 
Rechazamos categóricamente cualquier compromiso con Israel o reconocer su legitimidad. Esta posición es definitiva, incluso si todo el mundo reconoce a Israel

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