Napoleón y el islam
Entre los pensadores occidentales más ilustres que llevaron a cabo una aproximación personal al Islam cabe citar, sin ninguna duda, a Napoleón Bonaparte (1769-1821), Emperador de Francia.
La aproximación de Napoleón al Islam tuvo lugar durante su campaña en Egipto, en el año 1798. Se ha especulado mucho acerca de cuáles fueron las motivaciones que empujaron a Napoleón a emprender esta difícil expedición. Algunas de ellas tuvieron que ver, sin duda, con su deseo de convertir el Mediterráneo en un lago francés, tras la pérdida de Canadá y la India a manos de los ingleses pocas décadas antes. Con esta expedición, Napoleón quería también bloquear las rutas comerciales terrestres de Inglaterra hacia la India e incluso planteó la futura apertura de un canal entre el Mediterráneo y el Mar Rojo -que se materializaría un siglo más tarde en el Canal de Suez-.
Existen, sin embargo, otras fuentes que apuntan también que muchos de los generales de Napoleón, vinculados a la masonería, tenían un vivo deseo de conocer Egipto. Cabe señalar que algunos escritores y pensadores europeos del s. XIX, como Joseph von Hammer-Purgstall y Godfrey Higgins, consideraban que muchas de las doctrinas y prácticas de la masonería procedían de la corriente shií de los fatimíes, que dominó Egipto durante varios siglos en la Edad Media, desde donde habrían pasado a los caballeros templarios. Higgins fue un gran admirador del Islam y el Profeta Muhammad y quiso siempre visitar países como Egipto, Siria y Palestina. Algunos de estos autores entraron también en contacto con la sabiduría y conocimiento de las tariqas (cofradías) del Sufismo, la corriente mística del Islam. Todo esto explica el que muchos miembros de las logias masónicas de Europa sintieran una atracción hacia los países del Norte de África y Oriente Medio, a los que veían como la cuna de las doctrinas que practicaban.
Napoleón en Egipto
Existen diversas fuentes que señalan que Napoleón se convirtió al Islam durante su estancia en Egipto. Entre ellas, cabe mencionar el libro "Satanic Voices –Ancient and Modern" (Voces Satánicas – Antiguas y Modernas), del autor británico David Pidcock, publicado en 1992. El autor inglés indica en su libro que Napoleón adoptó tras su conversión el nombre de Ali. Junto a Napoleón, se convirtió también el general Jacques Menou, que eligió el nombre de Abdullah-Jacques. Menou se casaría posteriormente con una mujer egipcia, Sitti Zoubeida, que era descendiente del Profeta Muhammad. Algunos historiadores afirman, sin embargo, que esta aproximación de Napoleón al Islam era interesada y sólo pretendía facilitar su ocupación y gobierno del país.
Sin embargo, la obra "Journal inédit de Ste Hélène, de 1815 à 1818" (Diario inédito de Santa Elena, de 1815 a 1818) de Gal Baron Gourgaud, de dos tomos de extensión, echa por tierra la hipótesis de la conversión interesada. Gourgaud demuestra que Napoleón mantenía sus ideas sobre el Islam en sus últimos años, cuando se hallaba exiliado en la isla de Santa Elena. Uno de los compañeros que le acompañó a su exilio en la isla escribió: "En Egipto, Napoleón manifestó constantemente su asombro por las bendiciones que el Profeta del Islam y otros grandes hombres en la historia habían traído a las tierras que tomaron bajo su protección. Él esperaba que el Islam fuera la fuerza que permitiera recoger de nuevo estas bendiciones para el mundo, e incluso afirmó: "Creo que adoptaré el Islam como mi religión".
Ha y que indicar, por otro lado, que Napoleón fue mucho más allá de una simple declaración de simpatía hacia el Islam. Así por ejemplo, Napoleón declaró que la Ley Islámica o Shariah era superior a la ley europea de la época y manifestó su deseo de aplicarla en Europa. De hecho, Napoleón incluyó partes de la Shariah dentro del Código Civil napoleónico -que pasó a ser posteriormente un modelo para los códigos de muchos otros países europeos, incluyendo el español- y de las leyes penales francesas. Cabe señalar, según destaca el propio Pidcock, que cuando la Justicia francesa acusó a los fotógrafos que seguían al coche en que falleció la princesa Diana de Inglaterra y su acompañante, Dodi al Fayed, lo hizo utilizando para ello una parte antigua de la Jurisprudencia francesa, que inculpa a quien "no preste ayuda en el escenario de un accidente". Esta norma está tomada de la Jurisprudencia del Imam Malik, el fundador de la Escuela Maliki, una de las cuatro del Islam sunní.
Mientras estuvo en Egipto, Napoleón mantuvo largas discusiones con los ulemas (sabios religiosos islámicos) de El Cairo sobre teología islámica. En un momento de estas discusiones, Napoleón planteó la idea de que todo el Ejército francés napoleónico se convirtiera al Islam (Napoleón and the Awakening of Europe). Gourgaud añade a este respecto, citando una fuente de la época, que "Napoleón lee el Corán en silencio. Luego, levanta su cabeza y dice, como en un sueño, "la religión de Muhammad es la más bella".
Otro autor, Christian Cherfils, señala en su libro "Napoleón et l´Islam" (Napoleón y el Islam) que el emperador francés declaró en una ocasión: "La existencia y unidad de Dios, que Musa (Moisés) anunció a su pueblo y Jesús a su comunidad, fue proclamada posteriormente por Muhammad al mundo. Arabia se había convertido en un país de idólatras. Seis siglos después de Jesús, Muhammad concienció a los árabes acerca de la existencia de Dios, tal y como otros profetas como Ibrahim (Abraham), Ismail (Ismael), Musa (Moisés) e Isa (Jesús) habían hecho antes que él con otros pueblos. La paz en el Este había sido perturbada por los arrianos –los cristianos que seguían la doctrina unitaria de Arrio- y por los herejes que habían estado esforzándose para difundir, en nombre de la religión, un credo ininteligible que está basado en la Trinidad –el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- (con estas palabras se refería Napoleón al catolicismo). Muhammad guió a los árabes al camino recto, les enseñó que Dios es Uno, que no tiene padre ni hijo, y que adorar a varios dioses era una costumbre absurda, que supone una continuación de la idolatría". Hay que señalar aquí que en el acercamiento al Islam de Napoleón influyó en efecto el rechazo que sentía hacia la religión católica y a algunos de sus dogmas más notorios, como el de la Trinidad. En este sentido, el Emperador francés se hallaba próximo, ya antes de su expedición a Egipto, a las ideas teístas de algunos de los Ilustrados franceses, como Voltaire y Rousseau, que también mostraron una profunda oposición a la Iglesia y su doctrina.
En otro lugar del libro de Cherfils se recoge otra cita de Napoleón: "Yo soy musulmán unitario y glorifico al Profeta... Espero tener en un futuro cercano la oportunidad de reunir a gente sabia y culta de todo el mundo y establecer un gobierno, que dirigiré en base a los principios escritos en el Corán". (Extractos de la Correspondencia de Napoleón (17-7-1799), TomoV, nº 4287, París 1914).
http://www.webislam.com/?idn=272
3 comentarios
- -
Parece que ni sabes leer...
Por cierto, me alegra saber que capturas y archivas todo lo que escribo por la red, me encanta ser monitoreado.
Imagino que eres un fracasado de la vida que de niño soñaba con ser espía del CNI o la CIA, y así te has quedado, espiando a humildes bloggers, uno de los MILLONES que hay en el globo.
En fin, si te quieres pensar que todos los nicks que hay en la red soy yo, allá tu, si eso te hace dormir más feliz, no voy a ser yo quién te lo estropee.
Por cierto, dejate de soltar mariconadas islamófobas tipo "valeroso mujaidin", porque el que se está delatando y al que se le ve cada vez más el plumero de fachilla de tres al cuarto es a tí GILIPOYAS.
Al-Muyayo Berebr -
te delatas tu solo, inutil. no hace falta que borres todas tus cagadas que ya están capturadas valeroso mujahidin.
dicen que andas nervioso y escondido, es cierto eso Said?
tic, tac, tic, tac...
- -
Ya lo aclararán, tranquilo...
Si vieras las risas que yo y Lux nos echamos cuando leemos que piensas que somos la misma persona JUAS JUAS
PD: ABA es una persona de la que sus mismos camaradas afirman que pierde los papeles fácilmente, como político me parece estupendo, pero como persona un maleducado integral. Halá, ahora ve y dicelo MARUJA.