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M O Q A W A M A

EL PROGRAMA DE HAMAS

EL PROGRAMA DE HAMAS

 

por Marcos Ghio

 

 

A sujetos que, como el ’nacionalista europeo’ Pierre Vial *, dicen que no les incumbe la guerra entre Hamas e Israel, y solicitan por lo tanto la neutralidad de los gobernantes del propio continente, en tanto que no deben elegir ’entre los locos de Allah y los locos de Yahveh’ (como si se tratara de cosas semejantes); es decir a sujetos que cumplen a rajatabla con lo que solicita a gritos el premier Olmert, hagámosles conocer, por si no lo han leído, algunas partes del programa de Hamas esperando que, si entre sus filas se encuentra algún desinformado, aproveche la circunstancia para darle definitivamente la espalda a tal ridículo personero.

 

Normal" style="margin: 0cm 0cm 0pt;" align="justify">Artículo 22: Hamas declara como “enemigas” a las organizaciones sionistas las que, "tal como se expresa en el esencial texto Los Protocolos de los Ancianos Sabios de Sión, en función de un afán exacerbado de dominio material, acumularon una riqueza grande e influyente” con la cual entre otras cosas “tomaron el control de la prensa mundial” y de este modo han podido ejercer un influjo decisorio sobre la opinión pública deformando informaciones y silenciando hechos esenciales (como éste que estamos citando por ejemplo) y determinando así sus acciones futuras.

 

El artículo aludido del programa se explaya ampliamente detallando los procedimientos utilizados por los judíos en este plan de dominio universal sin ir con medias tintas de ningún tipo. Es así como nos afirma también que fueron éstos los que “estuvieron detrás de la Revolución Francesa y de las revoluciones comunistas", las que fueron procedimientos siniestros para ir destruyendo de manera sistemática y planificada el orden de las naciones con la finalidad de desarticularlas y dominarlas, sembrando falsos principios y errores entre las mismas, como la democracia y el igualitarismo, tal como se dice en tal vital texto.

 

Pero lo más interesante es que el aludido artículo, siempre en sintonía con los Protocolos, señala también al judío como el motor principal de las dos grandes guerras mundiales en connivencia con otra organización de carácter similar por lo siniestro, como la masonería. Las dos grandes guerras se habrían hecho no simplemente por razones económicas, tal como suelen decirnos los marxistas, sino con una finalidad precisa de desarticulación de aquellas instituciones que pudiesen proteger a los pueblos del artero ataque del judío. Así pues el texto resulta también interesante en tanto analiza tal temática desde el punto de vista del Oriente Islámico y considera que, así como en el Occidente las fuerzas de la subversión durante la Primera Gran Guerra tuvieron como meta principal la de destruir a los grandes imperios cristianos, Hamas pone el acento en un hecho similar acontecido en su propio contexto cultural a través de la disolución de un organismo análogo: el Imperio Otomano, destruido ’casualmente’ luego de tal contienda, aprovechando la también ’casual’ circunstancia de que el mismo se encuadrara del mismo lado que sus pares de Europa Central. Y esto último, de acuerdo a Hamas, ha sido hecho en tanto que el Judío con suma inteligencia ha comprendido cabalmente que el mayor obstáculo para su expansión era que en el Oriente pudiese reconstituirse el califato islámico, que es el equivalente al Sacro Imperio Cristiano en el Occidente. 

 

Pero esa misma tarea deletérea, que diera tan grandes resultados en la Primera Gran Guerra, continuó con su mismo ritmo e intencionalidad en la Segunda, la que también fue hecha con la finalidad de destruir, sea  en el Occidente como en el Oriente, aquellos remanentes que aun quedaban en el mundo de tradición espiritual protectora propia de las diferentes civilizaciones. Y así como la Primera se consumó en la región Oriental con la destrucción del Imperio Otomano, la Segunda dio un paso más que ha pretendido ser definitivo con la constitución del Estado de Israel, el cual no es sino la coronación del proyecto sionista de gobierno universal.  Detrás de la excusa falaz de hallar un hogar para los judíos en el mundo, dicho Estado no es sino la plasmación fáctica, a la manera de un símbolo también imperial, del señorío que pretende ejercer dicho movimiento sobre el mundo entero. El dominio absolutista de Israel en el Medio Oriente, a través de sus diferentes guerras, no es otra cosa que la expresión paradigmática del imperio del judío sobre las diferentes civilizaciones.

 

A su vez nos agrega que, en todo este lapso que media entre las diferentes guerras hasta nuestros días, el judío ha continuado ejerciendo el dominio sobre las naciones en tanto que ha estado detrás de la creación de todos los distintos organismos internacionales encargados de consolidar a través de la ’paz’ las conquistas y destrucciones obtenidas luego de las distintas grandes guerras, tales como la Liga de Naciones, las Naciones Unidas y esta última gran aberración que es el Consejo de Seguridad. "Todas ellas han sido instituciones creadas especialmente para ejercer un dominio pleno sobre los pueblos a través de sus intermediarios". Para rematarla finalmente con esta contundente frase. "No ha habido guerra ni ’paz’ en los últimos tiempos en la cual no se encuentren las huellas digitales del judío".

 

Este pensamiento radical y sin ningún tipo de atenuaciones, que de sólo exponerlo en nuestro país implicaría ser sometido a un juicio antidiscriminatorio con duras penas de prisión, es lo que explica la situación de guerra total que ha estallado entre Israel y Hamas, la que no es propiamente, tal como quiere hacernos creer el frívolo desinformador Vial, una guerra entre naciones, señalada por él como un antagonismo entre saboreadores de kosher y de hallal, demostrando así su profunda estupidez, cuando no mala fe, sino entre dos concepciones del mundo antagónicas, la tradicional, en este caso corporizada a través del fundamentalismo islámico y la moderna, en la cual el judaísmo secularizado sionista cumple el rol de verdadera vanguardia.

 

Concluyamos la nota, siempre con la misma finalidad de esclarecer, con un comentario del punto 7 del aludido programa de Hamas.

 

Artículo 7: “No vendrá el Día del Juicio hasta que los musulmanes combatan a los judíos, hasta que los judíos se escondan tras las montañas y los árboles, los cuales gritarán: ‘¡Oh, musulmán! Un judío se esconde detrás mío, ¡ven y mátalo!’”.

 

El texto, que no debe ser interpretado literalmente, es muy preciso en considerar que el fin de tal movimiento consiste en la eliminación de la influencia del judaísmo secularizado en el orden social. Hamas por lo tanto, a diferencia de Fatah y de los distintos grupos laicos de tal región, no tiene por meta final la recuperación de los territorios ocupados, lo cual no sería sino un objetivo secundario y parcial, sino la eliminación del poder sionista del mundo entero.

 

Vial concluye graciosamente su nota diciéndonos que él, a diferencia de judíos y musulmanes con quienes dice no tener nada que ver (aunque nos parece que  no es así), es degustador de cerdo... de la misma manera que Bush, que Sarkozy o que Zapatero (1).

 

 

 

* “¿Hallal o Kosher?”, por Pierre Vial

 

 

(1) Es de destacar que en nuestro país una postura similar a la de Vial, aunque con argumentos distintos, ha sido sostenida por sectores del nacionalismo católico güelfo en siempre genuflexa sumisión a la postura del papa de turno y que en este caso ha consistido en condenar la violencia islámica y hermanarse en cambio con Israel. Véase al respecto lo difundido por internet por un tal Sánchez Ance de Tucumán quien sostiene que hay que estar en contra de los dos terrorismos, el palestino y el judío, sin distinguir para nada que uno es en defensa de lo propio y otro, el de sus hermanos mayores, es en cambio de agresión.

 

 

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