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Islamofascismo. La ola que nos anega

 Islamofascismo.   La ola que nos anega

 

Este artículo del escritor mexicano JOSÉ LUIS ONTIVEROS, adquiere su valor en medio del debate acerca de los conceptos que hay que desarrollar para articular una doctrina que sustente a quienes optan por formar filas del lado de los pueblos del mundo en su lucha por preservar y reforzar sus identidades nacionales y en contra de la mega-potencia única y global representada por la alianza USA-Israel.
Es un concepto que corresponde al tiempo que nos toca vivir, en el escenario de la Cuarta Guerra Mundial, esa guerra que los enemigos de los pueblos del mundo llaman "la guerra al terrorismo".




Islamofascismo
La ola que nos anega


Por: José Luis Ontiveros

En la ola que nos anega del neoconservatismo anglosajón, hay teóricos de esta corriente que, pese a lo siniestro de su propósito de lograr la expansión del fundamentalismo judeo-puritano a escala mundial, detectan nuevas categorías políticas, que ya estaban en el ambiente, y cuyo mérito reside en identificar como: el islamofascismo.

Más allá de la deformación deliberada del término fascista al que se refirió el propio comunista Togliatti, en función peyorativa y no analítica, ¿puede unificarse en un mismo espíritu de resistencia antimoderna, la vía sacra y heroica del Islam con los principios fascistas de corte revolucionario?

Ya por 1978 surgió en Italia, en las posiciones extraparlamentarias el término nazi-maoísmo, que Giorgio Freda, en su revuelta ejemplar contra el sistema dio cohesión en su opúsculo La desintegración del sistema, Freda vincula el sentido de ruptura con la Ilustración y la democracia del nazismo con la revolución cultural de Mao. Posteriormente, en inicio del debate en el XXI, Guillaume Faye, presenta su proyecto del arqueofuturismo, el cual con una tendencia islamofóbica, se propone vertebrar el orden de la Tradición —entendida ésta como un reduccionismo pagano—, con el futurismo de Marinetti, y la técnicacomo valor fáustico a la manera de Spengler.

El cabalista neocristiano redivivo, Frank. J. Gaffney, en National Review, hace mención a la agenda genocida de Bush, que tiene como enseña la masacre en Fallujah de los marines, en donde se refiere a la necesidad de reforzar más a Israel, ya “que comparte los mismos valores morales con Estados Unidos” y enfrentar el: islamofascismo, esto es, el sentido de un combate metafísico incondicional.

Ya Goethe y Nieztsche entre los talentos más destacados de un verdadero Occidente, hacen referencia a los valores del Islam, el mismo, Julius Evola, destaca el sentido anagógico de los principios solares y guerreros del Islam, muy semejantes a la cosmogonía nórdica y azteca.

Gaffney registra puntualmente una tendencia, de la que no soy epígono, sino vanguardia. Ya en mi Manifiesto de la resistencia islámica iberoamericana, he hecho mención a que el Islam es la expresión más pura de la épica fascista. Aun con Gentile el fascismo considera que la vida sólo merece ser vivida por el heroísmo y la santidad, esto marca una diferencia rotunda con el materialismo de la civilización gangrenada. El neofascismo tiene en el Islam el poder de elevarse sobre sus limitaciones, como un mandato guerrero y
solar de Alá, en la visión de un neofascismo sacro.

 

1 comentario

Hashim Bustani -

Esto es lo que pregunta Hashim Bustani en su artículo sobre el "Doble Engaño del Choque de Civilizaciones".

¿ES EL ISLAM UN OBJETIVO DEL IMPERIALISMO?

El Islam no es un objetivo por sí solo. Los verdaderos objetivos son recursos, mercados, la riqueza, y emplazamientos importantes desde una perspectiva geopolítica. Cualesquiera obstáculos se encontraban en el camino para lograr esos objetivos, tenían que ser aplastados. El Partido Comunista de las Filipinas, las FARC en Colombia, los actuales gobiernos de Cuba, Venezuela, y Bolivia, son todos no-musulmanes, pero son atacados ferozmente por el imperialismo de EE.UU. porque constituyen obstáculos en el camino a la dominación de recursos, mercados, y riqueza.

El manejo imperialista de cada obstáculo está regido por numerosas condiciones relacionadas con el tamaño de la riqueza, el mercado y los recursos en cuestión, el contexto geopolítico, y la magnitud de la resistencia existente o esperada. La presencia de inmensas reservas de petróleo y gas, su “posición estratégica sin igual” y la presencia de centros potenciales que podrían liberarse de la dominación global de EE.UU. y abarcar centros relativamente independientes (el Egipto de Nasser, el Iraq de Sadam, Irán después de la revolución) – todos estos hechos hicieron que desde el este árabe hasta Asia Central formaran el “arco de crisis” favorito (¡O “la media luna de crisis” si se quiere darle una dimensión religiosa!) y el campo principal de operaciones. ¡Que la mayor parte de los habitantes de esa región sean musulmanes no significa que exista un genuino origen religioso en la intervención!

Otro punto: África, todo un continente, sigue siendo explotado por su riqueza en petróleo, diamantes, y otros recursos; su gente es asesinada a diario por cientos de miles por la guerra “civil,” el hambre, el SIDA, la malaria, y la intervención militar directa, atrocidades que son muchos mayores en cantidad que lo que ocurre contra árabes y musulmanes. Pero ya que tienen el privilegio de estar totalmente ausentes de los medios noticiosos, ¡no existen! ¿Constituye el ejemplo africano una guerra contra el Islam? África es un ejemplo evidente de que las guerras religiosas no son más que cuentos de hadas.

Un tercer punto: EL IMPERIALISMO NO TIENE PROBLEMAS CON EL ISLAM. ¡Hasta Huntington lo dice!: «La era de las guerras musulmanas tiene sus raíces en causas más generales. Estas no incluyen la naturaleza inherente de la doctrina y de las creencias islámicas, que, como las del cristianismo, pueden ser utilizadas a su gusto por los adherentes para justificar la paz o la guerra». Fukuyama incluso va más lejos: «Existe una cierta esperanza de que emerja una tendencia más liberal del Islam... los musulmanes interesados en una forma más liberal del Islam deben dejar de culpar a Occidente por pintar al Islam de un modo demasiado grosero, y actuar para aislar y deslegitimar a los extremistas entre ellos».

Está claro que EL PROBLEMA NO ES EL ISLAM, SINO UN ISLAM RESISTENTE, y para ser más específico, EL PROBLEMA ES SÓLO LA PARTE "RESISTENTE", YA QUE CUALQUIERA OTRA FÓRMULA DE ISLAM ES ACEPTABLE.